¿Cuáles son los límites del cuerpo humano en el deporte? Esto es lo que dice la ciencia
El día 27 de julio de 1993, Javier Sotomayor únicamente tenía un objetivo en mente: superar aquel listón. El saltador cubano imaginó en su cabeza el ritmo de los pasos que tenía que dar, la presión con la que sus pies golpearían el suelo y la fuerza que tenía que aplicar para el despegue que le impulsaría hacia los cielos. Todo debía ser perfecto o, si no, no podría volar por encima de aquel listón, situado a 2,45 metros de altura.
Una última respiración y el apodado “príncipe de las alturas” repasó al milímetro el escenario que se había imaginado en su cabeza. Era su intento final, llevaba dos tentativas y, probablemente era la última oportunidad de probarse a sí mismo que podía hacerlo. El público aplaudía, Javier dio unos pasos atrás, tomó impulso y corrió hacia el listón. Una vez en...