Nosotros los maracuchos
Hoy tengo ganas de escribir un artículo muy regionalista. Yo soy algo así como un prostituto urbano. Me he enamorado de todas las ciudades donde he vivido y hasta donde he ido de turista a lo largo de mi vida, pero básicamente cuando me preguntan sobre mi gentilicio, suelo decir que soy un marabino, un maracaibero o más bien, un maracucho de Falcón.
Aunque no soy precisamente de los que siente un nudo en la garganta cuando cruza el puente sobre el lago, ni soy de los que coincide con el poeta Rafael María Baralt en su poema Adiós a la patria, en aquello de “La tierra del sol amada”. ¿Quién va a querer ese solazo para domesticar a los locos poeta? Ni hablar de los balancines y torres petroleras fantasmas cuyo epílogo siempre nos recuerda Ricardo Aguirre en La grey Zuliano con aquello de ...