El calvario de los «biopolímeros» en tratamientos estéticos en Venezuela
María Sánchez camina despacio por su casa con dos bolsas de drenaje que cuelgan de su cintura y la herida de una operación de reconstrucción, que siguió a otra para extraer biopolímeros que le inyectaron hace una década en Venezuela para aumentar sus glúteos.
La cicatriz que le atraviesa de lado a lado la zona lumbar es un doloroso recordatorio de la cirugía en la que le extrajeron 90 % de la sustancia que le inyectaron en 2006 en una “estética” que consiguió por una revista, reseñó AFP.
“Quedé mutilada”, pero “tuve que asumir las consecuencias”, dice María, de 50 años, a quien le colocaron en cada nalga 125 ml del producto que hizo de su vida un infierno.
Los biopolímeros no encapsulados, a diferencia de las prótesis, se inyectan y se expanden dentro del cuerpo. Bajo esa etiqueta...