Una vida de misterios en el pueblo vecino al Área 51: «Verían cosas inimaginables»
Una furgoneta negra custodia 24 horas una empedrada vereda en las montañas del estado de Nevada (EEUU) por la que coyotes y antílopes campan a su antojo hasta darse de bruces con la entrada de la base militar más enigmática del mundo: su nombre es el Área 51.
Hace una década que el Departamento de Defensa confirmó su existencia y especificó que desde 1955 sirve como campo de entrenamiento para la Fuerza Aérea de EEUU, pero ese anuncio llegaba muy tarde, porque unos 50 apasionados de la ufología ya se habían mudado a un pueblo aledaño en los noventa.
Remolques de caravanas y apenas una veintena de casas prefabricadas siguen conformando hoy esa localidad, llamada Rachel, en la que se instalaron principalmente estadounidenses retirados que habían dado con la ubicación de la base y creía...