domingo, diciembre 22

Solidaridad aún en las dificultades

Somos de un país que tiene tal vez en su sangre su propia genética, lo que tan bellamente describe en sus versos Andrés Eloy Blanco: una tierra enferma de heroísmo, un país que no tiene parangón; que no tiene como decía Simón Rodríguez, que imitar a nadie en nada. Es nuestra patria, es Venezuela.

Que tenemos muchas dificultades, es cierto, que tenemos una situación compleja para nuestra gente, que las condiciones de vida se han afectado por muchas razones, tal vez una importante y que no podemos ignorar y que no deben ignorar quienes se oponen a nosotros, y es este absurdo y torpe bloqueo que se han impuesto, como una manera de lograr cambiar el gobierno y una forma para entregar el país.

Sin embargo, los versos Andrés Eloy Blanco están en nuestras raíces como señalé al inicio. Juan Bimba, el hombre del pueblo de Venezuela que va caminando por calles, por plazas, de una tierra enferma de heroísmo, saludando con su media sonrisa o levantando el sombrero a generales de mármol y a coroneles de bronce, esa es la esencia de nuestro país.

No hay otra razón para que hayan llegado zulianos, maracucho como le dicen a los de Maracaibo, a los de Cabimas o del Sur del Lago, corianos, falconianos en general, orientales, que hayan llegado desde el Casanare hasta Guárico, pero sobre todo para que hayan llegado llaneros, lanceros de Páez, de Colombia La Grande; todos a Ayacucho y dejado allí los huesos, las cenizas; esa es la esencia del venezolano que describe Andrés Eloy Blanco.

Recién tenemos esta tragedia en el estado de Guerrero, fundamentalmente en Acapulco, en esta Bahía de la península de Cayuca y en muchos otros municipios de la costa pacífica de México tras el paso del huracán Otis. Ha llegado ayuda de muchos países y entre ellos, una vez más se muestra la solidaridad de los propios venezolanos. Nos emociona y nos llena de alegría, cuando sin dudar un momento, el presidente Nicolás Maduro, siguiendo esa esa línea que viene de tantos años en Venezuela y que ha sido permanente en gobiernos de derecha, en gobiernos de la cuarta, no digo, ni recuerdo si en la dictadura de Gómez, pero que está presente siempre en el alma del venezolano, la generosidad que se mostró en la independencia y que se ha mostrado a través de los siglos.

Cuando vemos las imágenes de los venezolanos, de los trabajadores de Conviasa del Ministerio de Interior, Justicia y Paz, cuando sentimos la actitud del ministro Celestino Velázquez, del almirante Remigio Ceballos, la comprensión de la situación de Acapulco. La premura para cumplir la instrucción de cargar el avión, buscar los alimentos, las vituallas y todos los insumos para ponerlos en México, uno siente sencillamente la emoción de ser venezolano.

Ha sido así siempre y así va a seguir siendo. Dios nos va a permitir con su bondad, la chinita que acaba de bajar de su trono apenas este fin de semana, van a permitir levantarnos, a retomar la ruta de la paz, del encuentro del entendimiento, nos va a permitir y no hay ninguna duda de que podamos salir adelante y superar tanto las confrontaciones estériles como este bloqueo y esta situación sin sentido, que ha venido afectando a nuestro pueblo, a nuestro país.

La generosidad es una marca, la generosidad está a flor de piel del venezolano, y nuestros hermanos que han salido como migrantes, lo han notado en algunas personas excepcionalmente, pero es generalizado en el venezolano el sentido de compartir la arepa, el pan, el arroz, de compartir hasta la ropa. Cuando llega el avión con ayuda para la gente de Guerrero, uno siente que es permanente y debe permanecer para siempre ese espíritu generoso que permitió que Bolívar y Sucre fueran a dar libertad al sur y derrotar a las huestes conquistadoras españolas. Y que ha permitido Petrocaribe y la solidaridad con los hermanos del África, con los hermanos que sufren, que tienen necesidad y que nos obliga para luchar muy duro con eficiencia, con eficacia, para resolver y dar vida mejor a nuestro propio pueblo.

 

Por Francisco Arias Cárdenas