Los negociadores en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático analizaron con detalle el sábado nuevas propuestas con el objetivo de sellar un acuerdo del que pueda decirse que impulsa de forma creíble los esfuerzos del planeta para atajar el calentamiento global.
Los funcionarios británicos que presiden la COP26 de Glasgow, Escocia, hicieron públicos nuevos borradores de acuerdos un día después de la fecha en la que debía terminar oficialmente la cumbre. Tanto el enviado climático de Estados Unidos, John Kerry, como su homólogo chino, Xie Zhenhua, indicaron el viernes en la noche por los avances en las negociaciones.
Una propuesta de resolución final mantiene el polémico lenguaje que pide a los países que aceleren “los esfuerzos hacia la eliminación progresiva de la energía del carbón y de los ineficientes subsidios a los combustibles fósiles”.
Pero en una nueva modificación, el texto apunta ahora que las naciones reconocerán “la necesidad de apoyar una transición justa”, una referencia a los pedidos de ayuda financiera de quienes trabajan en la industria de los combustibles fósiles a medida que se reducen sus empleos y negocio.
Alok Sharma, el funcionario británico que preside la cumbre, dijo que espera que los participantes forjen un acuerdo ambicioso en Glasgow.
“Espero que los compañeros estén a la altura de la ocasión”, dijo Sharma a The Associated Press a su llegada a la sede de la COP26.
Algunos grupos activistas señalaron que las propuestas actuales no eran lo bastante firmes.
“Aquí en Glasgow, los países más pobres del mundo corren el riesgo de desaparecer de la vista, pero las próximas horas pueden y deben cambiar el rumbo que llevamos”, apuntó Tracy Carty, de Oxfam. “Lo que está sobre la mesa no es suficientemente bueno”.
En otra propuesta, se “anima” a los países a presentar nuevos objetivos de reducción de emisiones de gases con efecto invernadero para 2035 en 2025, y para 2040 en 2030, estableciendo un ciclo de cinco años. Antes, los países desarrollados debían anunciarlos cada 10 años.
La propuesta de acuerdo establece que, para alcanzar el ambicioso objetivo del acuerdo del clima de París de 2015 de limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius (2,7 Fahrenheit) para final de siglo — con respecto a la época preindustrial —, las naciones deberán realizar “reducciones rápidas, profundas y sostenidas en las emisiones globales de gases de efecto invernadero, incluyendo la reducción de las emisiones globales de dióxido de carbono en un 45% para 2030 frente al nivel de 2010, y alcanzar la neutralidad a mediados de siglo, además de recortes profundos en otros gases de efecto invernadero”.
Los científicos sostienen que el mundo no está aún está en el camino de conseguir esta meta, pero varios de los compromisos presentados antes y durante las dos semanas de conversaciones, lo acercan.
El último borrador expresa “alarma y máxima preocupación por el hecho de que la actividad humana haya causado un calentamiento global de cerca de 1,1 C (2F) hasta la fecha, y por los impactos que se sienten ya en todas las regiones”.
Se mantienen las divisiones acerca de la ayuda financiera solicitada por los países más pobres para hacer frente a los desastrosos efectos del cambio climático, que sufrirán cada vez más en el futuro. En este aspecto, Estados Unidos mantiene sus profundas reservas.
Por otra parte, se avanzó en el complicado asunto de los mercados de carbono, conocidos como el “Artículo 6”, cuyas normas se han evitado en cumbres previas desde 2015. La idea es aprovechar el poder del comercio de las medidas de reducción del dióxido de carbono para que las naciones más pobres obtengan fondos, a menudo de empresas privadas, por medidas para reducir su presencia en la atmósfera.
Esto proporciona provisiones “sólidas” para evitar un doble cómputo de las compensaciones — un punto de fricción desde hace tiempo — y permite que los créditos por cerca de 100 millones de toneladas de carbono se mantengan de años y acuerdos pasados, un “buen resultado” según la vicepresidenta del Fondo de Defensa Ambiental, Kelly Kizzier, exnegociadora de la UE y experta en este tipo de mercados.
Por Agencia