viernes, noviembre 8

Scaloni, del niño ‘polvorín’ de Pujato a la templanza del entrenador argentino

«Gracias Lío», se lee en un mural en Pujato, un pequeño pueblo al centro-este de Argentina que venera al entrenador de la Albiceleste, Lionel Scaloni, su hijo pródigo, cuya templanza actual se parece poco al niño «travieso» que fue.

«Scaloni era inquieto, travieso. Él vivía por el fútbol. Empezó a jugar de muy chico. Lionel nació con una pelota, en vez de una almohada dormía con una pelota«, dice Alberto ‘Beto’ Gianfelici, que lo conoció desde pequeño en el club Sportivo Matienzo de Pujato, cuando él jugaba en primera y Scaloni en las categorías juveniles.

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Gianfelici habla con la AFP en el Bar Central, una cervecería tradicional frente a la plaza principal de este pueblo de 3.700 habitantes emplazado en la rica zona agropecuaria argentina, a 350 km al norte de Buenos Aires.

«Lionel cuando era chico era un polvorín en todo sentido, jugando, protestando, era terrible. Nada que ver con lo que es ahora. Esa templanza que tiene, se ve que la tomó de sus años internacionales. Pero el temperamento y la sangre la tiene«, afirma Gianfelici.

Nacido el 16 de mayo de 1978, Scaloni se fue a los 16 años a 40 km de su casa, a Rosario, cuna de los astros Lionel Messi y Angel Di María, para probarse en Newell’s Old Boys, club en el que debutó en primera división en 1995.

Un año después pasó a Estudiantes de La Plata antes de partir a Europa para jugar en Deportivo La Coruña, luego el West Ham United, Racing de Santander y los italianos Lazio y Atalanta, equipo en el que se retiró en 2015.

Coraje, de sobra

Mucho antes de dirigir a la Albiceleste, Scaloni vistió la casaca argentina con la que salió campeona mundial Sub-20 en Malasia-1997, conducido por José Pekerman, el entrenador que más lo inspira, según ‘Beto’. En la selección mayor jugó en el mundial de Alemania-2006, también dirigido por Pekerman.

En 2018, en medio de cuestionamientos por su escasa experiencia como DT, se hizo cargo de la selección de Messi golpeada por la caída en octavos en el Mundial de Rusia y el alejamiento de su antecesor, Jorge Sampaoli.

«No me sorprendió que acepte. Coraje siempre le sobró, desde chiquito. Nunca le tuvo miedo a los desafíos, así que no me extrañó. Pero sí me dolieron las críticas a veces despiadadas, sin todavía haberlo dejado trabajar. Él un día me dijo: ‘Con trabajo se va a resolver’. Bueno, no se equivocó«, lanza Beto.

Tres años después, la ‘Scaloneta’, el nuevo apodo de la selección que se ganó el DT, puso fin a 28 años de sequía de títulos y alzó la Copa América 2021 en Brasil.

«Humildad de los genios»

Cada vez que puede Scaloni regresa a su pueblo a visitar a sus padres con problemas de salud. Allí, donde todo cierra a la hora de la siesta, su hobby es andar en bicicleta. Se presta a fotos y autógrafos. Apoya el club familiar de su infancia.

El club Matienzo está a no más de 200 metros de la escuela N. 227 Bernardino Rivadavia, donde Scaloni cursó su escuela primaria y hoy concurre su sobrino. En septiembre 2021, tras la Copa América, se acercó a charlar con los alumnos.

«Estaba emocionado. Les dijo a los chicos que nunca se olviden de que lo más importante es la actitud ante lo que hagan: sea juego, deporte, trabajo o la vida misma«, evoca María del Carmen D’Alleva, la directora de la escuela.

«Él tiene esa humildad que tienen los genios, los sabios«, se entusiasma mientras guía a la AFP hasta el aula San Martín donde asistía a clase el niño Lionel.

En la ventana de la casa lindera a la escuela asoma María Cristina Fossaroli, la ‘seño Chichita‘, que fue maestra de lengua de varias generaciones de pujatenses, entre ellos el DT.

Chichita recuerda a su alumno más célebre como un «chico travieso» a quien «si algo le gustaba, hacía lo imposible por conseguirlo«.

A sus 81 años, la maestra sueña con que su Lionel alce la Copa del Mundo en Catar: «Imaginate qué plus que lo gane un hijo de nuestro pueblo. Pujato es una gran familia, cuando alguien está contento, todos estamos contentos, cuando a alguien le pasa algo, todos estamos tristes«.

Por: Agencia