Cuando pensamos en estructuras antiguas, y en el misterio que encierran sus edificaciones, normalmente volteamos a ver a Egipto y a sus pirámides. Pero, ahora, Stonehenge pide que se presté la misma atención a su caso. Esto a razón de que, según se informa en un artículo de reciente publicación en Nature, la piedra del altar de Stonehenge, con sus más de seis toneladas y casi cinco metros de largo, parece que viene de algún punto ubicado a 750 kilómetros de distancia, reseña National Geographic.
¿De dónde viene la piedra del altar de Stonehenge?
No sobra decir que Stonehenge, como un todo, es un misterio todavía. El enigma está cimentado en cómo los antiguos pobladores de esa parte del mundo lograron levantar el emblemático monumento y en cuál fue su propósito.
No menos importante, las piedras que configuran la extraña composición también han dado mucho a pensar a los expertos. Hoy se sabe, por ejemplo, que las que forman el anillo exterior podrían venir de 25 kilómetros al norte de la llanura de Salisbury. Otras, las azuladas, fueron relacionadas, desde la década de los 20 del siglo pasado, con afloramientos del suroeste de Gales, lugar ubicado a 225 kilómetros del monumento.
Aunque esta fracción del tema empieza a ofrecer un poco de mayor claridad, aún quedaba un pendiente en la agenda: saber de dónde viene la piedra del altar de Stonehenge. Resulta que desde finales del siglo XIX se comenzó a buscar una respuesta a la pregunta, dice Richard Bevins, científico de la Tierra de la Universidad de Aberystwyth (Gales) y uno de los autores del estudio.
“Esta piedra es diferente de las piedras azules en cuanto a su peso, su tamaño, el tipo de roca que es, su posición en el monumento”, dice el especialista.
El estudio en caso apunta a una zona de Escocia, situada a 750 kilómetros de Stonehenge, como el lugar de origen de la famosa piedra del altar. Se concluye esto luego de los análisis químicos de la roca y de la datación alcanzada tras su estudio.
¿Cómo llegó hasta ahí?
Imagina que llevas más de 10 años buscando dar respuesta a un misterio histórico y que recientemente has llegado a una buena aproximación de lo estás persiguiendo. Seguramente no cabrías de emoción. Eso es justamente lo que está sintiendo Bevins y su equipo.
Gracias a una colaboración entre el citado científico y Anthony Clarke, un estudiante de posgrado en Ciencias de la Tierra de la Universidad Curtin (Australia), la cual permitió acceder a técnicas nuevas de la geología, la incógnita de la piedra del altar de Stonehenge está más cerca de resolverse.
Lo que ahora sigue es dar estructura a hipótesis que ayuden a explicar razonablemente cómo los neolíticos lograron trasladar la piedra del altar hasta Stonehenge. Como ejemplo, hay algunas que se apoyan en el movimiento de los glaciares en las Islas Británicas, algo que, hay quienes creen, pudo ayudar a llevar la roca desde Escocia.
Por: Agencias / Foto: Cortesía