Así actúan las dictaduras, convirtiendo en rehenes y fichas de intercambio a sus presos políticos. Aún tenemos el mal sabor que nos dejó la visita de esta semana de dos emisarios de la administración de Joe Biden y la reunión con Nicolás Maduro.
Una reunión en la cual abundó la especulación y la manipulación de la información, tal como acostumbra el régimen, y en la cual escaseó la verdad.
La Casa Blanca confirmó el encuentro. La jefa de prensa del presidente de Estados Unidos, Jean Psaki, señaló que el foco de las conversaciones eran los presos políticos estadounidenses vinculados a CITGO.
«Seguiremos conversando sobre una amplia gama de temas, incluyendo los estadounidenses injustamente detenidos», dijo Psaki.
Y para dar fuerza a esta versión del propósito del encuentro, a las horas se produjo la liberación de Gustavo Cárdenas, exdirectivo de Citgo y de José Alberto Fernández, cubano estadounidense preso desde 2021 en Venezuela.
Encuentro y liberación que ratifican lo que tanto hemos denunciado, el uso de rehenes como fichas de intercambio para intereses propios del régimen de Nicolás Maduro, bien sea el levantamiento de sanciones internacionales, el retiro de los carteles de la DEA, compra de tiempo, de oxígeno, y/o beneficio económico.
Pero es que no podemos calificar tal encuentro de otra manera que de vergonzoso y peligroso, tal como advirtió el senador por el estado de la Florida, Marco Rubio, quien dijo textualmente: “es una oferta ridícula y peligrosa, que les debe dar pena”.
Resulta además sumamente contradictorio que mientras la DEA y el Departamento de Estado norteamericano califiquen a Nicolas Maduro y a su entorno como un riesgo para la región, delincuentes, terroristas y narcotraficantes, por otro lado Biden envíe a sus emisarios a negociar.
Pero ¿A negociar qué y a cambio de qué? Esta es la gran pregunta. Lo que sea que hayan conversado ya tuvo un primer avance, la liberación de uno de los seis ejecutivos de CITGO que fueron detenidos arbitrariamente en noviembre de 2017 y de un cubano-americano arrestado en 2021 por llevar encima un dron, por lo que se le acusaba de terrorismo.
¿Cuál es la cuota que le corresponderá pagar a Estados Unidos en este negocio? ¿Sanciones por rehenes? O ¿Sanciones por petróleo?
Y es que lo que llama poderosamente la atención es la coyuntura global en la cual se produce este polémico encuentro. En medio de una crisis energética derivada del conflicto entre Ucrania y Rusia, este último aliado muy cercano de Nicolás Maduro.
¿Pensará Biden en la posibilidad de sustituir el petróleo ruso por el venezolano? Pero es que acaso sus asesores ¿estarán suficientemente informados de la capacidad de producción petrolera real de Venezuela? ¿Considerarán a Maduro un proveedor confiable capaz de sustituir el suministro de petróleo ruso?. Lo cierto es que sin ser especialista en materia energética, suena y luce absurdo.
Lamentablemente para todos los venezolanos que hemos luchado en la calle por recuperar la democracia y por la salida del régimen, para los que hemos sido perseguidos, para los presos políticos, los torturados, los que han sufrido represión y las familias de los asesinados por el régimen, este encuentro fue una bofetada.
Queremos pensar que el foco de estas negociaciones sea la libertad de los presos políticos y que esta se logre, pero la gran pregunta que nos sigue golpeando es cuál será el costo.
Porque la gran verdad es que mientras Maduro siga en el poder, el país no será un proveedor confiable, y este tipo de acercamientos lo único que generaría sería más oxígeno y tiempo a una dictadura criminal acusada de crímenes de Lesa Humanidad y que ha provocado el desplazamiento forzado de más de 6 millones de venezolanos.
Lo que sí esperamos y abogamos es por la libertad plena de todos los presos políticos venezolanos, civiles y militares, pero que además todo este proceso culmine en la única negociación posible para salir de este desastre: Una elección verdaderamente libre donde los venezolanos tengamos las condiciones para sacar a Nicolás Maduro, que es la voluntad de la inmensa mayoría de los venezolanos
Por Lester Toledo