¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid los confines de los estados, los sistemas económicos y los políticos. ¡No tengáis miedo!»
Juan Pablo II
Misa de su pontificado
22 de octubre de 1978
Si algo es seguro es que a pie, empujando y sudando mucho, muchísimo, es el esfuerzo que la Comisión Nacional de Primarias debe seguir imprimiéndole a la ruta electoral y a continuar moviendo el autobús que en su interior lleva el cronograma de elecciones del 22 de octubre para que no se altere, modifique y menos posponga, luego de la jugada maquiavélica del gobierno de Miraflores, cuando la mayoría oficialista del CNE decidió cerrar las puertas y entregar las llaves del organismo, develándose, –no hay otro calificativo–, que tratar de entorpecer, obstaculizar y buscar enredar la selección del o la candidatura opositora a la Presidencia de la República de 2024.
En toda esta trama, donde cabe el refrán que el «miedo es libre«, el chavismo a la hora de un proceso eleccionario y de querer saberse, conocerse, indagarse o averiguar cuáles son las preferencias de los venezolanos, es su costumbre encender y poner a funcionar su maquinaria intimidatoria para crear desesperanza, confusión, estress y desaliento entre la gente. Saben y, eso les produce temblor en las piernas, que más de un 80 por ciento del país tiene deseos de votar, sin bravocunadas, «por las buenas o malas«, con o sin máquinas o de manera manual, sin captahuellas, lo cual obviamente al gobierno le aterra, preocupa y asusta que el llamado soberano, elector como usted o como quién esto escribe, ejerzan un derecho constitucional.
Ellos saben que un resultado electoral en condiciones normales, equilibradas y sin ventajismo, les será adverso para seguir usufructuando el poder. El uso «legal» de cualquier maniobra, artimaña, aderezada de picardía, viveza, ventajismo y cualquier forma de abuso político, muy característico en su conducta a lo largo de 25 años, es lo único que podría permitirles retener el poder. El desgaste del discurso político, mala conducción del Estado, despilfarro, pérdida de valores, corrupción generalizada e impunidad no son trofeos ni medallas para mostrar o exhibir.
Es pertinente también decir que la actuación errónea y de conchupancia de algunos líderes opositores ha permitido la permanencia de un sistema ideológico que ha destruido a un país como el nuestro y ha prolongado un estado agónico, expresado, por ejemplo, en la salida obligada de 7 millones 300 mil venezolanos a cualquier destino del mundo. Es difícil comprender, entender y digerir que la directiva del CNE de cinco principales y similar número de suplentes, electa en mayo de 2021 para un mandato de siete años, decida de la noche a la mañana dejar «acéfalo» al organismo con la renuncia de la mayoría oficialista y sus suplentes, dejando solos, tristes y abandonados a los opositores Enrique Márquez y Roberto Picón. Este último, adelantándose a su descabezamiento, anunció este lunes su forzada renuncia.
De allí que los venezolanos debemos no solo encomendarnos a papá Dios, sino armarnos de paciencia, serenidad y cubrimos de fortaleza a prueba de maniobras, bolas, brollos, rumores, picardías y cuanta guerra sucia podamos imaginar que la maquinaria revolucionaria comienza a poner en funcionamiento para empañar, poniéndonos a pelear a unos contra otros, dividirnos, en su misión de impedir, primero, la realización de la Primaria del 22 de octubre y, en segundo lugar, minar el avance opositor rumbo a las elecciones presidenciales de 2024.
Por eso los venezolanos con este comienzo inexplicable de eliminar al CNE, cual carajito que no lo dejan cuando comienza a caminar, no deberíamos sorprendernos, asombrarnos ni impresionarnos. Es apenas el comienzo de acciones del oficialismo, buscando confeccionarse otro traje a la medida de las circunstancias, nada favorables en su aspiración de seguir atornillados al poder, si evaluamos consignas como esa que «por las buenas ni por las malas, más nunca volverán a gobernar este país», según lo afirmó uno de los jefes políticos del Psuv.
Sin adelantar escenarios alentadores, creo que la jugada oficial de eliminar el CNE seguirá otras acciones de crear falsos positivos, inhabilitar a dirigentes potencialmente presidenciales, sembrar «delitos», promover a esquiroles políticos, usar instituciones del Estado para armar expedientes por traición a la patria, corrupción y continuar el año próximo hasta con la detención del candidato (a) que resulte favorecido el 22 de octubre próximo. Seguramente el ejemplo de Nicaragua con Daniel Ortega Saavedra da ánimo a sus camaradas venezolanos a usar la estrategia única de querer perpetuarse en el poder a trocha y mocha. ¡Amanecerá y veremos!
José Aranguibel Carrasco
CNP-5003