“¡Dios mío, no me lo puedo creer!». “Gracias a Dios, gracias a mi familia que está en Venezuela, gracias a mi esposo Juan que está aquí conmigo”, fueron sus primeras palabras del pianista venezolano, Kristhyan Benítez, al subir a la tarima para recibir el Grammy Latino a mejor álbum de música clásica.
Benítez dedicó su premio a la diáspora venezolana, «en donde sea que estén podemos seguir soñando, podemos seguir creciendo y dejar el nombre de Venezuela en alto. ¡Sí se puede!”, dijo.
El álbum, titulado “Latin American Classics”, fue producido por Jon Feidner, a quien le agradeció “por creer en la música clásica latinoamericana”.
Kristhyan se presentó en la ceremonia con las uñas de dos dedos de su mano izquierda pintadas de amarillo como parte de una campaña para crear conciencia con respecto a la violencia infantil.
“Dos de cada cinco niños son abusados a diario, más de un billón de niños a nivel mundial sólo este año, eso representa la mitad de los niños del mundo”, explicó en su cuenta de Instagram.
El joven pianista caraqueño, que inició sus estudios de piano a los cuatro años de edad y recibió clases de grandes maestros de la música, ha llegado a presentarse en los escenarios más prestigiosos del mundo, como Philarmonie Hall (Berlín), Davies Symphony Hall (San Francisco), Town Hall (Nueva York), Centro Nacional de Artes Escénicas (Beijing), Ehrbar Saal (Viena), Salle, Cortot (París), Teatro Amadeo Roldan (La Habana), Palacio de Bellas Artes (Ciudad de México) y Ríos Reyna en el Complejo Cultural Teresa Carreño (Caracas).
José Antonio Abreu, fundador y director de “El Sistema”, describió a Kristhyan como “uno de los líderes más importantes y brillantes del movimiento musical en Venezuela y en todo el continente”.
Por Agencia