El fuerte dolor en el pecho que dejará al tenista Rafael Nadal fuera de las competiciones deportivas durante varias semanas no se debió a los efectos secundarios de una vacuna contra la COVID-19, como afirman mensajes difundidos en redes sociales, sino a una fisura en una costilla.
Tras la lesión que sufrió en el partido de semifinales del torneo estadounidense de Indian Wells, publicaciones compartidas en distintas redes afirmaban que Nadal, definido por algún usuario de Twitter como «promotor de las vacunas», padecía «repentinitis».
En redes sociales, numerosas publicaciones utilizan desde hace meses el término «repentinitis» para atribuir a los efectos de las vacunas anticovid muertes o enfermedades presuntamente repentinas de figuras conocidas.
Fisura por sobrecarga
El especialista hizo público este diagnóstico como resultado de las pruebas de resonancia magnética nuclear y tomografía computarizada (TAC) a que se sometió el deportista mallorquín.
Por su parte, Nadal anunció en su perfil de Twitter que iba a tener que estar de baja entre cuatro y seis semanas «por una fisura por estrés en una de las costillas».
La lesión que sufre el tenista consiste en unas «pequeñas grietas» en el hueso, según la describe la estadounidense Clínica Mayo, describe en el apartado de su web dedicado a «fracturas por sobrecarga».
Una lesión frecuente en tenistas
La fisura en las costillas «puede ser consecuencia de una contracción muscular violenta», algo frecuente en remeros, levantadores de peso o tenistas, que practican deportes donde un movimiento se repite continuamente.
En estos casos, el dolor es el principal síntoma de alarma, que mejora con el reposo y se «exacerba» con la actividad física y que se puede identificar «a punta de dedo» en el lugar exacto donde se ha producido la fractura, indica este experto.
Por: Agencia