El papa Francisco viajó este domingo a Venecia para visitar la propuesta vaticana en la Bienal de Arte en una cárcel femenina, pero también para advertir de las amenazas que se ciernen sobre las aguas de llamada Ciudad de los Canales, como la crisis climática o el turismo de masa.
El pontífice, a sus 87 años, tomó el helicóptero para salir por primera vez de Roma este año y acudir a esta ciudad de canales y puentes, una meta poco cómoda en su situación, con unos problemas de movilidad que le obligan a usar a menudo la silla de ruedas, detalla EFE.
No obstante, en apenas cinco horas visitó a las presas de la cárcel veneciana, se reunió con jóvenes, dio misa en la imponente plaza de San Marco y navegó a bordo de una lancha.
Por la dignidad en las cárceles
La primera etapa fue la penitenciaría femenina de la isla de la Giudecca, donde este año el Vaticano ha montado su pabellón para la 60ª Bienal de Arte con la colaboración de unas ochenta reclusas.
Francisco las visitó y saludo en el patio del centro: «Queridas hermanas, hoy todos saldremos más ricos de aquí. Puede que quien saldrá más enriquecido seré yo», dijo a las reas, visiblemente emocionadas.
Contra la ‘vampirización’ del arte
Acto seguido, Bergoglio acudió a la capilla de la prisión, donde la Santa Sede ha instalado su pabellón de la prestigiosa Bienal, el evento que cada dos años convierte en un enorme museo la ya de por si hermosa Venecia.
El proyecto vaticano se titula «Con mis ojos» y «abre física y conceptualmente» la prisión para hablar de arte, poesía y humanidad, con instalaciones de artistas como Maurizio Cattelan (autor de la famosa escultura de Juan Pablo II abatido por un meteorito).
El papa, el primero en visitar la Bienal, dijo ante los creadores que «el mundo necesita artistas», también para paliar «el racismo, la xenofobia, la desigualdad, el desequilibrio ecológico y la aporofobia», el «neologismo terrible» de la «fobia al pobre».
El papa en lancha
Después, Francisco, pese a sus problemas de movilidad, se montó en una lancha -adaptada a sus necesidades- y navegó las aguas venecianas para llegar a la iglesia de Santa María de La Salud, a la entrada del Gran Canal, dejando una de las imágenes de la jornada (aunque no montó en góndola como Benedicto XVI en 2011).
A las puertas del templo le esperaban cientos de jóvenes cantando y a quienes Francisco alentó a no vivir «sentados en el sofá».
«No os aisléis, buscad a los demás (…) Id sin miedo a contracorriente: tomad la vida entre las manos, poneos en juego, apagad la televisión y abrid el Evangelio, esto es demasiado ¿eh?. Dejad el celular y encontrad a la gente», animó.
Y terminó: «Muchachos, no seáis profesionales del teclear compulsivo sino creadores de novedad».
Por: Agencias / Foto: Cortesía