El papa Francisco aprobó hoy la promulgación del decreto que reconoce las «virtudes heroicas» de Francisca Ana María Alcover Morell, lo que supone el primer paso en el proceso de beatificación de la laica española que fue presidenta de la organización Acción Católica de la Mujer.
Francisco firmó este decreto tras mantener una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, en la que también se reconocieron los decretos para otros proceso de beatificación.
Alcover Morell, que nació el 19 de octubre de 1912 en Sóller (Mallorca), estudió hasta los 18 años en la escuela de las Hijas de María Escolapias, «que marcaron profundamente su vida y aprendió aquellas materias a las que más se dedicó», según la biografía proporcionada por el Vaticano,
De hecho, fue poeta y colaboradora del periódico local, expresando en sus escritos y discursos la religiosidad que impregnaba su intensa actividad social, participando durante varios años en la vida de la Acción Católica de la Mujer.
A partir de 1946 se dedicó al cuidado de sus padres ancianos y enfermos, además de trabajar ya que la situación económica familiar había sufrido enormes pérdidas y se dedicó «apasionadamente al apostolado entre los jóvenes».
En 1951 aparecieron los primeros síntomas de un tumor cerebral que la privó paulatinamente de movimiento y visión hasta su muerte en 1954.
El camino hacia la santidad tiene varias etapas: la primera es ser declarado venerable siervo de Dios, la segunda beato y la tercera santo.
«Venerable Siervo de Dios» es el título que se da a una persona muerta a la que se reconoce «haber vivido las virtudes de manera heroica».
Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión y para que sea canonizado, hecho santo, se precisa un segundo milagro obrado «por intercesión» después de ser proclamado beato.
Por: Agencia