Siria sufre su peor violencia en 4 años. El conflicto civil iniciado hace 13 años, lejos de remitir, sufre actualmente su peor escalada de hostilidades, con ataques de fuerzas extranjeras como Rusia, Turquía, EEUU o Israel, indicó este lunes la comisión independiente de investigación organizada por la ONU.
En su comparecencia ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el presidente de la comisión, el brasileño Paulo Pinheiro, recordó que 16,7 millones de personas requieren asistencia humanitaria en Siria. Esta es la cifra más alta desde el inicio de un conflicto que ha causado la muerte de al menos 300 mil personas.
El informe presentado por la comisión denunció que tras los ataques del 5 de octubre de 2023 a la academia militar de Homs, la tercera mayor ciudad de Siria, se han incrementado los bombardeos. Los ejecuta el ejército sirio, apoyado por Rusia, en zonas controladas por la oposición contra el régimen de Bachar al Asad.
En esas zonas, principalmente el área de Idlib (noroeste), ha habido ataques a escuelas, mercados y campos de desplazados. «Son cientos de muertos y heridos y han provocado el desplazamiento de más de 120.000 personas», indicó Pinheiro.
Según el jefe de la comisión que completan el egipcio Hanny Megally y la británica Lynn Welchman, en días recientes fuerzas gubernamentales utilizaron bombas de racimo. Estos artefactos están prohibidos por convenciones internacionales, en zonas civiles, incluidos al menos cinco hospitales en Idlib.
También en los últimos meses, subrayó, se han denunciado ataques de fuerzas militares turcas en zonas controladas por las Fuerzas Democráticas Sirias en el noreste del país. Esto es en represalia por un ataque del grupo separatista kurdo PKK en Ankara.
Ofensiva desde varios países
A estas hostilidades se unieron, especialmente desde los ataques de Hamás contra Israel el 7 de octubre del pasado año, ofensivas de fuerzas israelíes y estadounidenses. Operan en territorio sirio contra milicias proiraníes como Hezbolá.
«Algunos de los al menos 35 ataques israelíes registrados desde entonces se dirigieron contra los principales aeropuertos de Siria. Esto llevó a cierres temporales del tráfico aéreo, afectando a servicios humanitarios de Naciones Unidas», destacó Pinheiro.
A ello se suma la difícil recuperación del terremoto que asoló el norte del país el año pasado. También el aumento de los ataques del Estado Islámico (35 sólo en la primera mitad de enero), subrayó el investigador brasileño.
Muertes de personas bajo custodia gubernamental
La comisión denunció que continúan las muertes de personas bajo custodia de las autoridades gubernamentales. También la dura represión de las protestas que desde agosto se han organizado en Suweida (suroeste). Al parecer se utilizó munición letal contra los manifestantes.
Pinheiro también recordó la situación de casi 30 mil niños detenidos ilegalmente desde hace cinco años en campos de prisionero. Estos fueron creados tras la caída en 2019 de Baguz (este del país), el último reducto importante del Estado Islámico en Siria.
Muchos de estos niños son hijos de exmiembros del Estado Islámico, incluidos muchos que llegaron a Siria para apoyar ese movimiento islamista desde países europeos. Están siendo victimizados por ello, subrayó Pinheiro, quien urgió a los Estados de origen de estas familias a que autoricen inmediatamente a que estos niños vuelvan a sus hogares.
Cuando el conflicto entra en su decimocuarto año, subrayó el jefe de la comisión, las perspectivas de un arreglo político en Siria parecen más remotas que nunca. Son escasos los progresos en asuntos clave para lograr un acuerdo, lamentó ante el Consejo de Derechos Humanos.
El éxodo de sirios al exterior continúa, incluso en Europa, donde en octubre del año pasado se registró el número más alto de llegadas desde Siria en siete años (24.000). La cifra de sirios retornados a su país en 2023 cayó un 27 % hasta sólo 37 mil, reportó Pinheiro.
Por Agencia