Chang Oliva, bailarín de 50 años y nacido en la ciudad cubana de Matanzas, fue declarado culpable de 12 cargos de agresión sexual y una agresión con penetración ocurridos en el English National Ballet y la Young Dancers Academy de Londres entre diciembre de 2009 y marzo de 2016.
Las denunciantes, que tenían entre 16 y 19 años en el momento de los hechos, lo acusaron de haberlas tocado de forma inapropiada mientras les daba masajes, informó la AFP.
«Usted se aprovechó de su fama y posición de confianza» para llevar a cabo los ataques «para su propia gratificación sexual«, le lanzó el juez Edward Connell, reprochándole que «durante años utilizó su fama y prestigio en el mundo del ballet para abusar de las jóvenes que eran sus alumnas«.
«Su delito ha tenido un profundo impacto en todas sus víctimas y usted no ha demostrado ningún remordimiento por su atroz comportamiento», agregó, al condenarlo a nueve años de reclusión.
En una declaración leída ante el tribunal, una de las víctimas, que dejó el mundo de la danza, afirmó que las agresiones la hicieron sentirse «vulnerable».
Otra aseguró que a medida que fue creciendo se sintió «cada vez más asqueada por lo ocurrido y enfadada» consigo misma por no haber reaccionado: «arruinó la mayor parte de mis últimos años de adolescencia«.
En el juicio, el fiscal acusó a este bailarín «de renombre internacional«, «famoso y venerado«, de pensar «que su fama y posición le protegerían de cualquier queja o consecuencia de sus actos«.
Durante las vistas, Chang Oliva, que se incorporó al English National Ballet en 1993 y fue bailarín principal hasta 2011, se describió como «un héroe del mundo del ballet» y «una estrella«.
Negó las acusaciones y afirmó no tener «ni idea» de dónde procedían.
Su abogada aseguró el miércoles que nunca recuperará la forma física tras estar recluido en prisión y ninguna compañía volverá a contratarlo preocupada por «su reputación».
Por Agencia