La Federación de Fútbol de Noruega prevé abstenerse de dar su aprobación este miércoles, cuando Arabia Saudí sea ratificada como la sede de la Copa del Mundo de 2034, bajo el argumento de que la FIFA ha hecho muy poco para proteger los derechos humanos en torno del certamen.
“Las propias directrices de la FIFA sobre derechos humanos y diligencia debida tampoco han sido adecuadamente integradas en el proceso, lo cual eleva el riesgo de violaciones a los derechos humanos”, dijo el martes en un comunicado Lise Klaveness, presidenta de la federación noruega, indica la nota de AP.
Las 211 federaciones que integran la FIFA celebrarán este miércoles una reunión en línea para ratificar la decisión de otorgar a Arabia Saudí el Mundial de 2034 y conceder la edición de 2030 a un proyecto de seis naciones (España, Portugal, Marruecos, Uruguay, Argentina y Paraguay).
“La votación del miércoles no es sobre quién obtiene las Copas del Mundo 2030 y 2034 — eso ya ha sido decidido”, reconoció Klaveness, quien añadió que la aprobación de la FIFA sin una votación detallada “no se alinea con los principios de un sistema de gobernanza sólido y predecible”.
El año pasado, la FIFA configuró las contiendas para que se presentara sólo una candidatura para cada Mundial, limitando las críticas externas, mientras el organismo rector del fútbol y su presidente Gianni Infantino continuaban construyendo lazos financieros y políticos más profundos con Arabia Saudí.
Arabia Saudí tiene un plan de construcción colosal de estadios, hoteles y sistemas de transporte para la Copa del Mundo, que dependerá en gran medida del trabajo de los inmigrantes.
Ello genera preocupaciones de que la FIFA está invitando a una repetición de los desafíos y muertes que enfrentaron trabajadores en Qatar durante los preparativos para albergar la edición de 2022. Noruega y Klaveness también presionaron a la FIFA y a Qatar antes de ese torneo.
La evaluación interna de la FIFA sobre la oferta saudí calificó el torneo como un riesgo elevado aunque con “oportunidades significativas para un impacto positivo en los derechos humanos”, lo que según algunos activistas no fue sino un intento por encubrir los problemas reales.
Un informe sobre derechos humanos en Arabia Saudí, encomendado por la FIFA, fue encargado a un despacho de abogados estrechamente vinculado al reino, y comprometió a los organizadores de la Copa del Mundo a trabajar sólo con agencias nacionales aprobadas por el Estado más la Organización Internacional del Trabajo respaldada por la ONU.
La OIT en Ginebra, que trabajó con Qatar para reformar el sistema de reglas laborales “kafala”, está actualmente investigando una queja formal que alega abusos en Arabia Saudí y que fue presentada por el sindicato global Building and Wood Workers’ International.
La Federación de Fútbol de Suiza afirmó el martes que apoyará las decisiones de la FIFA 2030-2034, pero señaló que había “vaguedad en ciertos puntos” de la estrategia saudí para proteger los derechos y libertades.
“Consideramos que es el deber de la FIFA y los organizadores, en cooperación con organizaciones internacionales independientes de renombre (más allá de la OIT), examinar de cerca, observar y monitorear si se cumplen los compromisos y promesas hechas a los trabajadores, equipos, aficionados y profesionales de la prensa”, dijo el presidente de la federación suiza, Dominique Blanc.
Finalmente, el organismo de fútbol suizo consideró que la FIFA y los organizadores de la Copa del Mundo en Arabia Saudí “han aprendido las lecciones de Qatar”.
Sin embargo, la FIFA ha ignorado los consejos de compensar a los trabajadores en Qatar y a sus familias, emitidos por un panel de expertos en derechos nombrados el año pasado bajo presión de los dirigentes de fútbol europeos, incluida Noruega.
La FIFA retuvo el informe del panel durante casi un año hasta publicarlo el 30 de noviembre, dos días después de anunciar un fondo de legado de la Copa del Mundo 2022 de 50 millones de dólares que no da nada directamente a los trabajadores. El dinero se destina a proyectos de caridad vinculados con agencias de la ONU.
“La falta de previsibilidad y procesos abiertos desafía la confianza en la FIFA como el custodio global del fútbol”, dijo Klaveness.
Por: Agencia