Insurgentes palestinos perpetraron uno de los ataques más letales contra las fuerzas israelíes desde la incursión de Hamás que provocó la guerra, en el que murieron 21 soldados, dijo el ejército el martes, un importante revés que podría aumentar los llamados a un alto el fuego.
Horas más tarde, el ejército anunció que sus fuerzas terrestres habían rodeado la ciudad sureña de Jan Yunis, la segunda más grande de la Franja. Aunque es un gran avance, no está claro cuánto acercaría a Israel a la victoria sobre Hamás o a la liberación de los rehenes — dos objetivos centrales de la guerra que son cada vez más esquivos — o qué impacto tendrá en las conversaciones sobre una posible tregua que parecen estar tomando fuerza.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, lamentó la muerte de los soldados pero se comprometió a seguir adelante con la ofensiva hasta la “victoria absoluta” sobre Hamás. Pero la población israelí está cada vez más dividida acerca de la posibilidad de lograrla, y si sería compatible con el regreso de los rehenes. En conflictos anteriores, el gran número de muertos israelíes llevó al gobierno a suspender otras campañas militares.
Un alto funcionario egipcio dijo que Israel ha propuesto una tregua de dos meses en los que se liberaría a los rehenes a cambio de palestinos presos en Israel y de que los dirigentes de Hamás en Gaza puedan reubicarse en otras naciones.
El funcionario, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a informar a la prensa, dijo que Hamás rechazó la propuesta e insiste en que no se liberará a más rehenes hasta que Israel ponga fin a su ofensiva y se retire de Gaza. El gobierno israelí no realizó comentarios sobre las conversaciones.
De acuerdo con el funcionario, Egipto y Catar — que ya han mediado en otros acuerdos entre los dos bandos — están desarrollando una propuesta en varias fases para tratar de salvar las distancias. Las familias de los rehenes han pedido a Israel que llegue a un acuerdo con el grupo insurgente alegando que se acaba el tiempo para que los cautivos regresen a casa con vida.
Israel lanzó su ofensiva contra Hamás luego de su incursión transfronteriza del 7 de octubre, en la que murieron más de 1.200 personas, en su mayoría civiles, y alrededor de 250 más fueron tomadas como rehenes. Más de 100 quedaron libres durante el alto el fuego de una semana en noviembre, en un canje por 240 palestinos presos en Israel.
La campaña israelí ha causado destrucción generalizada, desplazó a alrededor del 85 % de los 2,3 millones de habitantes en Gaza y se ha cobrado la vida de más de 25.000 palestinos, según funcionarios de salud en el territorio gobernado por Hamás. Naciones Unidas y las agencias intencionales afirman que los combates han propiciado un desastre humanitario y que un cuarto de la población pasa hambre.
La guerra ha elevado la tensión en toda la región. Grupos respaldados por Irán en Líbano, Siria, Irak y Yemen han atacado objetivos estadounidenses e israelíes en apoyo a los palestinos. Estados Unidos y Reino Unido lanzaron el lunes una nueva oleada de ataques contra los rebeldes hutíes en Yemen, que atacaron a la navegación internacional en el Mar Rojo en lo que presentan como un bloqueo a Israel.
Combates letales en el centro y el sur
Pese a las grandes bajas que se cree que ha sufrido, Hamás ha seguido oponiendo una dura resistencia a una de las campañas aéreas y terrestres más letales en la historia recientes. Los combatientes siguen luchando contra las tropas israelíes en todo el territorio y lanzando proyectiles contra Israel.
En el ataque del lunes, los reservistas israelíes estaban preparando cargas explosivas para demoler dos edificios en el campo de refugiados de Maghazi, en el centro de Gaza, cuando un insurgente disparó una granada propulsada por cohete contra un tanque cercano. La explosión activó las cargas de forma prematura y las dos estructuras de dos plantas se derrumbaron con los soldados dentro.
Al menos 217 soldados israelíes han muerto desde el inicio de la ofensiva terrestre a finales de octubre, tres de ellos en otro incidente el lunes, explicó el ejército.
Netanyahu reconoció que era “uno de los días más duros” desde el inicio de la guerra y anunció que el ejército abrirá una investigación sobre lo ocurrido. “En nombre de nuestros héroes, y por nuestras propias vidas, no dejaremos de luchar hasta la victoria absoluta”, escribió en X, antes Twitter.
Por otra parte, el Ministerio de Salud de Gaza dijo el martes que en las últimas 24 horas llegaron a los hospitales los cuerpos de 195 personas fallecidas en bombardeos israelíes, además de 354 heridos.
Con estos, el número de fallecidos en la Franja alcanzó las 25.490 personas desde el inicio de la guerra, apuntó el ministerio, que no distingue entre víctimas civiles y combatientes. Otras 63.354 resultaron heridas, apuntó.
Israel sostiene que ha matado a miles de insurgentes y que ha derrotado ampliamente a Hamás en el norte de Gaza en operaciones que han causado una destrucción generalizada en esa zona, incluyendo en la Ciudad de Gaza. En las últimas semanas, la ofensiva se ha centrado en Jan Yunis y en los campos de refugiados del centro de Gaza, incluyendo Maghazi, que datan de la guerra de 1948 que rodeó a la creación de Israel.
De acuerdo con el ejército, las tropas han matado a decenas de insurgentes en Jan Yunis en los últimos días y han rodeado la ciudad, pero no ofreció pruebas. Las afirmaciones no pudieron confirmarse de forma independiente.
Israel cree que los comandantes de Hamás podrían estar escondidos en los vastos complejos de túneles subterráneos en Jan Yunis, de donde es natural el máximo dirigente del grupo en Gaza, Yehya Sinwar, cuyo paradero se desconoce. Además, se cree que los líderes de la milicia están utilizando rehenes como escudos humanos, lo que complica cualquier esfuerzo para su rescate.
Presión para un alto el fuego
El aumento de los fallecidos y la grave situación humanitaria han elevado la presión internacional sobre Israel para que reduzca su ofensiva y acepte una vía para la creación de un estado palestino tras la guerra. Estados Unidos, que ha proporcionado ayuda militar crucial a la campaña, se ha unido a los llamados.
Pero Netanyahu, cuya popularidad se ha desplomado desde el 7 de octubre y cuya coalición de gobierno depende de partidos de ultraderecha, ha rechazado esas peticiones.
En su lugar, afirmó que Israel tendrá que ampliar sus operaciones y, en última instancia, tomar el control del lado gazatí de la frontera con Egipto, donde cientos de miles de palestinos que han huido de otras zonas se hacinan en los desbordados albergues de Naciones Unidas y en los crecientes asentamientos de tiendas de campaña.
Esto ha provocado la airada protesta del gobierno egipcio, que rechaza la acusación israelí de que Hamás obtiene armas de contrabando a través de la custodiada frontera.
Diaa Rashwan, jefe del Servicio de Información Estatal egipcio, dijo el lunes que cualquier medida israelí para ocupar el territorio fronterizo “supondrá una grave amenaza” a las relaciones entre los dos países, que firmaron un histórico acuerdo de paz hace más de cuatro décadas. Egipto está también profundamente preocupado por la posible llegada de refugiados palestinos a su península del Sinaí.
Por: Agencia