viernes, diciembre 27

Muere el músico Franco Battiato a los 76 años

El compositor Franco Battiato falleció en su casa de Milo, un pequeño pueblo de Sicilia, a los 76 años. Músico, escritor, guionista de documentales y también pintor bajo el seudónimo de Suphan Barzani, el artista llevaba años desaparecido de la escena pública aquejado de una enfermedad que su entorno nunca quiso desvelar.

Se había ganado el derecho a vivir en silencio los últimos años de su vida, rodeado de sus libros y amigos, a despedirse tranquilamente en su casa, en un paisaje de lava volcánica en la falda del Etna, tras una carrera musical que cambió los patrones de la música italiana y que rompió esas molestas costuras que se empeñan en separar la alta y la baja cultura. Después de una vida buscando un centro de gravedad permanente, ese será ahora el único consuelo de su legión de seguidores, puede que al fin lo haya encontrado.

Battiato hizo de todo en la música y siempre de manera distinta a los demás. Triunfó en el pop, cantó en Eurovisión en 1984 y creó un sonido (30 discos de estudio) que venía de la música experimental y la improvisación a base de sintetizadores y toda suerte de cacharrería electrónica que hasta entonces solo se había visto en la música de vanguardia.

Nacido el 23 de marzo de 1945 en Riposto, en la provincia de Catania, Battiato se trasladó a Milán en la primera mitad de la década de 1960 para intentar una carrera como profesional en el mundo de los escenarios. Después de sus primeros trabajos con Giorgio Gaber y Ombretta Colli, debutó como solista de Pino Massara con los álbumes Fetus y Pollution, hitos de esa pulsión revolucionaria que le acompañó siempre en mayor o menor medida.

Su música surgía de las profundidades del sonido experimental y el rock progresivo. Tocado por el magnetismo de Karlheinz Stockhausen-ganó el premio del compositor en 1977 con el disco L’Egitto prima delle sabbie- y las influencias del sonido dodecafónico, nacieron álbumes como Fetus (1971), Pollution (1972) o Sulle corde di Aries (1973), tres piezas recientemente reeditadas que suelen pasar desapercibidas entre los hits de los ochenta y los noventa y que hoy son codiciadas en las estanterías de coleccionistas.

Músico instintivo, ese fue un periodo en el que aprendió armonía y a tocar el violín por recomendación del propio Stockhausen; un tiempo en el que se obsesionó con la tecnología y metió siempre más en su maleta el viejo VCS 3, un sintetizador analógico que solo usaba en aquella época David Gilmour en Pink Floyd. 

Por: Agencia