Hemos dicho siempre en Venezuela que fuimos un país receptor de migrantes y es totalmente cierto.
Este tema lo comento y lo razono muy frecuentemente en las reuniones, en las tertulias, en las conversaciones con grupos de diversos sectores de este país, donde el presidente Maduro me ha asignado la responsabilidad de representarlo y representar a nuestro gobierno.
Ante diplomáticos, empresarios, grupos diversos de mexicanos referimos este tema de la migración venezolana, sus causas y sus consecuencias, con la propia experiencia vivida a diario. Fuimos siempre receptores de migrantes.
Las afectaciones graves a nuestra economía, fundamentalmente por las medidas del bloqueo inhumano, arbitrario, ilegal, así como la complicidad de venezolanos que perdieron la brújula y se deslumbraron por salidas absurdas al gobierno, con los más torpes calificativos, llevados por la rabia y el odio, desviando la lucha democrática que correspondía y que establece nuestra constitución.
Asimismo, los que han hecho de la hacienda pública su coto de caza para enriquecerse y saquear el Estado, ante la falla evidente de los órganos contralores o su complicidad.
Todo concluyó en generar las condiciones de un éxodo doloroso, de una cantidad importante de nuestros hermanos. En principio, en medio de la situación, compañeros no atinaban a dar una respuesta adecuada a esta tragedia humana. “Que se vayan esos escuálidos”, llegaron a decir.
Me espanté, alerté de que en el paso por México, no eran solo escuálidos sino de mucha gente de las bases de nuestro mismo partido, los que salían en búsqueda de un derecho inalienable, fuera de nuestras fronteras, como eran mejores condiciones de vida.
Con el juego perverso de algunos sectores de Estados Unidos, de llamar, provocar el éxodo y luego pararlo, provocando el retorno, con nuevo dolor, a personas que han perdido todo y han sufrido experiencias terribles inhumanas en el trayecto. Han sufrido aberraciones que solo Dios borrará de sus corazones y de sus mentes.
En la embajada, el espacio que me asignó el presidente, insistimos en mostrar que no hay otra cosa que servirles y resolverles en la medida de lo posible. Que cuando lleguen allí, sientan un remanso de respeto y de paz. Su patria, que es su madre que les ama y le necesita.
Conversaba con los funcionarios de asuntos consulares que dentro de la situación, dolorosa, casi de guerra, son como verdugos en muchas ocasiones las autoridades de los países que atraviesan, las mafias que se lucran de la trata de seres humanos, sin excluir los maltratos que sufren en México, a pesar de la comprobada buena voluntad y humanismo del presidente López Obrador y de gran parte de su equipo. Lo ocurrido en el incendio de Ciudad Juárez es una prueba de lo que digo.
Cuenta uno de los sobrevivientes que en medio del incendio, provocado para que los dejaran salir, -no para inmolarse ni para matar a otros-, uno de los centinelas le gritó a quien pedía piedad para que les abrieran la puerta si no estaban las llaves, buscando la forma de romperla y no paseándose como verdugos mientras se asaban adentro estos seres humanos: “Nos vemos en el infierno güey”.
Fuerte, dura la situación de los migrantes. Requerimos aquí nuevas mesas de trabajo. Sin duda, que amarrarlos y meterlos con tirrap o esposas en un avión, no va a solucionar la situación.
Hemos dicho a las autoridades mexicanas que solo saltando el bloqueo y comercializando en áreas que van a ser vitales para México como es la energía, sin desmadro de la búsqueda de energías limpias, que deben ser parte de una tarea conjunta de nuestros propios países petroleros y ganaderos, sería la mejor ayuda que pueda prestar a Venezuela y prestarse a sí mismo.
Esto permitirá disminuir la dependencia de las reservas americanas que se agotaran en menos de un decenio y salir de esa subordinación a un armónico acuerdo de iguales que sirva, repito sin menoscabo de los avances, a nuevas energías.
Una alianza de iguales entre México y Venezuela en materia de gas, petróleo y petroquímica es más que urgente, es vital para ambas naciones, es vital para América latina. Las fallas para las concesiones son de ambas empresas. Dios quiera que pronto PDVSA pueda hacer llegar a PEMEX la actualización de su análisis del crudo solicitado por México, pues el existente data del 2015.
No ponernos todos en la situación que requiere máxima dedicación para fortalecer y recuperar nuestras economías con los fuertes (petróleo, gas, petroquímica) que tenemos, es seguir esperando que los norteamericanos continúen jugando con nosotros; es necesario también fortalecernos y hablar a privados y públicos de ambas naciones en una sola voz, para enfrentar la causa económica, razón fuerte de las migraciones nuestras.
Eso no se solucionará con dádivas del departamento de estado, sino sumando fuerzas, sin temor y hablar en términos racionales como iguales, a quien necesitará de ambas naciones a la vuelta de la esquina.
Por: Francisco J. Arias Cárdenas / fariascardenas@gmail.com