domingo, diciembre 22

Media hora de brillo le basta al Barça para someter al Espanyol

No hay día sin triunfo para este Barça intocable. No hay partido sin asistencias de fantasía, remates con sutileza y palmas de satisfacción. No hay función sin bordar el arte del fuera de juego. A caballo de su abanico de virtudes el conjunto de Hansi Flick dio buena cuenta de un luchador Espanyol en el regreso del derbi barcelonés tras una temporada de pausa por el descenso blanquiazul.

En un partido enmarcado dentro de una jornada de luto por las gravísimas inundaciones en la Comunitat Valenciana el líder fue muy superior hasta el descanso y después vio cómo el Espanyol reaccionaba y le generaba problemas. El encuentro, como casi todos, se disputó y este Barcelona arrancó desmelenado, como terminó en el Bernabéu, para después dosificarse como no había hecho esta campaña. Su rival lo intentó pese a la evidente diferencia de calidad entre ambas plantillas, redujo distancias tras el descanso y lamentó que le anularan dos tantos por posición antirreglamentaria.

El equipo barcelonista arrancó como un avión pero tras el descanso se relajó en exceso

El equipo blaugrana mira arriba, hacia el infinito, tras brindarse una nueva victoria con un doblete de Olmo y otro gol de Raphinha. El conjunto blanquiazul sigue haciéndolo hacia abajo, rozando los puestos de descenso, pero más allá del gol de Puado se debe quedar con su espíritu.

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Flick introdujo un cambio en el once que entraba dentro de lo probable, el de un desatado Olmo por Fermín, y sorprendió al dar descanso a Koundé, relevado por Héctor Fort. Mientras, Manolo González hacía debutar en Primera al balear Bauzà y apostaba por Jofre junto a Puado, tratando de poblar de efectivos el centro del campo y la retaguardia.

No le sirvió para sorprender a un Barcelona que no entiende de minutos de tanteo ni de estudio. A la media hora de juego, como otras veces esta temporada, ya había sentenciado prácticamente el partido con tres goles que compilan sus puntos fuertes. Presión, fantasía, vértigo y puntería. En el primero Lamine Yamal delineó una asistencia con el exterior del pie izquierdo hacia la diagonal de Olmo que remató tal y como le vino al balón para superar a Joan Garcia. Después fue Casadó el que encontró al hueco a Raphinha para que el brasileño sorteara la salida del portero blanquiazul. Y a continuación de nuevo Olmo clavó el tercero con un remate seco desde la semiluna del área. Un Barça de dulce, de caviar, al que todo le va de cara.

Porque el Espanyol, pese a su inferioridad, tuvo sus momentos para meterse en el encuentro. Después del 1-0 Puado disfrutó de una ocasión que mandó desviada y tras el segundo blaugrana marcó Jofre. Pero el gol del Espanyol fue anulado por un fuera de juego al límite de Omar El Hilali. Los de González también reclamaron un posible penalti de Iñigo Martínez a Jofre.

Esos episodios pudieron dar más opciones a los españolistas pero el mando del encuentro era claramente barcelonista, a la par que un sector del público coreaba “a Segunda, a Segunda”, como mofa al Espanyol, para a continuación ovacionar…un fuera de juego bien tirado por el comandante Iñigo Martínez.

Restaba un mundo y la prioridad era bien distinta para los dos equipos. Para el Barça, después de someter también al Bayern y al Madrid, no relajarse en exceso y no lamentar lesiones. Para el Espanyol, tratar de no bajar los brazos del todo y no sufrir una derrota mucho más contundente. Lo que ocurrió es que el Barça bajó el pistón un par de marchas y el equipo de González transmitió dignidad. Metió otro gol, de Tejero, pero también fue invalidado por fuera de juego milimétrico, de Jofre. Generó otra ocasión, de Puado, que desbarató Peña con un paradón. Y, al final, encontró el gol legal, de la mano del propio Puado.

El Espanyol, muy digno, redujo distancias con un tanto de Puado y le anularon dos goles por fuera de juego milimétrico.

Se enfadaba Flick, que había metido en liza a De Jong y Fermín, por la desconexión de su equipo y aplaudía Manolo González, con Smith y Cheddira, como hombres de refresco. Se había dormido el Barça y se había despertado con orgullo el Espanyol. El técnico blaugrana tomó como resolución poner en el campo a Koundé para evitar más problemas. El Barça ya no retomó el hilo espectacular pero tampoco peligró su triunfo. Suma y sigue para el líder.

Por: Agencia