Preparar a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá para cualquiera de compromisos con la feligresía es un trabajo que conlleva responsabilidad para los asignados y normalmente estos son los miembros de las directivas de los distintos grupos que hacen vida dentro de la Basílica Santuario Mariano.
Uno de estos grupos es la cofradía de las Hijas de María, el cual tiene como responsabilidad vestir a la Reina Morena con sus elaborados mantos para que salga en procesión a difundir el evangelio de Cristo. En este 2024 la organización tiene a María José González, de 26 años, como nueva presidente, quien tuvo la oportunidad de vestir a La Chinita por primera vez en su vida.
En conversación con Foco Informativo esta joven periodista, quien dedicó parte de sus estudios y su carrera a la Santa Madre, reveló cómo fue ese momento ocurrido el pasado 26 de octubre, día de la Bajada, cuando tuvo que subir, ante la mirada atenta del clero zuliano y miles de feligreses, vestir a la Virgen María en su advocación de Chiquinquirá.
“De verdad pensé que iba a llorar mucho, pero la responsabilidad de vestirla a Ella me contuvo mucho y estaba tan concentrada en lo que iba a hacer que tenía un pensamiento fijo y no había cabida para otra cosa. Simplemente había que vestirla y dejarla bien para que se fuera en procesión. El sentimiento que iba a tener una vez que arriba en el mesón no pasó, pero considero que eso pasó por la responsabilidad asumida este año como presidenta (de la cofradía)”, contó la hija de María.
González contó que son dos sentimientos diferentes los que se viven durante la Bajada de la Virgen como una cofrade más y como la responsable de uno de los grupos más importantes que hacen vida dentro de la Basílica Santuario Mariano.
“Como una más de las hijas de María, el sentimiento es inexplicable al tener tan cerca, así como cualquier zuliano, a la Madre de Dios, pero en esta bajada mi pensamiento era claro y objetivo, vestir a la Virgen con el cuidado de amerita para que ella se fuese linda en su procesión con su manto”, resaltó.
Sin embargo, minutos antes que la Patrona del Zulia estuviera abajo, González y la vicepresidenta de la cofradía, sufrieron un ataque de risa, presuntamente generada por los nervios previos a la responsabilidad que tenían por delante ese sábado.
“Las dos estábamos nerviosas por lo que teníamos que hacer. (…) Lo que hicimos fue disfrutar el momento, con la mayor alegría porque tenemos a nuestro lado a la Madre de Dios en la advocación de María de Chiquinquirá. Creo que reírnos fue lo mejor que nos pudo haber pasado. Las lágrimas llegaron después, cuando nos bajamos, pero estando arriba el objetivo era claro, vestirla con cuidado y sutileza”, afirmó.
La preparación previa
Normalmente la visten miembros de la directiva de los grupos que hacen vida dentro del templo, en el caso de las Hijas de María, puede ocurrir que sean requerida que la responsabilidad recaiga sobre jóvenes más grandes porque los mantos tienen peso y son ornamentados por lo que se requiere “cierta fuerza” para asumir la responsabilidad de vestir a la Virgen María.
“Generalmente cuando entra una nueva junta directiva, es esa la que se encarga de vestir a La Chinita y también invitan a las muchachas más grandes para que también vayan viviendo esa experiencia”, añadió González.
La joven periodista mariana, quien asumió la presidencia de la cofradía el pasado 1 de octubre de este año, contó que este año contaron con la experticia con Lino Perozo, joyero de la Virgen, quien ofreció una serie de tips y explicaciones a quienes asumirían la responsabilidad de vestir y preparar a la Reina Morena para salir con su pueblo. Además, participaron en un ensayo para conocer de manera más detalla lo que debían hacer.
A todo eso, esta hija de María recibió una explicación de cómo vestir a la Virgen de parte de quien fuera su madrina dentro de la cofradía ya que también tuvo el honor de hacerlo cuando esta pasó por la directiva.
“Siempre nos subimos al mesón le pedimos permiso a la Virgen para vestirla. Es como una tradición que viene desde hace mucho tiempo, según lo que me explicaron a mí y ahora lo estoy poniendo en práctica como miembro de la junta directiva. (…) También al subir al mesón debemos hacerlo con guantes porque la Patrona es lo más preciado”, expuso.
Vestir a la Dama del Saladillo es responsabilidad única de la cofradía de las Hijas de María, mientras que la ornamentación del mesón es una tarea del grupo Santa Eduviges, mientras que armas la corona sobre la Santa Reliquia y cargarla a la procesión es una función que recae sobre los miembros de la Sociedad de los Servidores de María.
Devoción efervescente
Esta presidenta de la cofradía de las Hijas de María, es natural de la urbanización La Popular, municipio San Francisco, inició su devoción a La Chinita, como muchos zulianos, dentro del seno familiar. En esta conversación recordó como cada 18 de noviembre su familia acudía a la Basílica.
“Tengo recuerdo de estar en el templo desde muy pequeña y mi mamá me dijo que tenía dos años la primera vez que me llevaron un 18 de noviembre a la Basílica. Cuando la bajada la empezaron hacer afuera, empezamos a ir como grupo familiar tanto a la bajada como a la solemnidad. Ya no era una sola fecha y era toda una organización que hacíamos para encontrarnos en la plazoleta. Así estuvimos, aproximadamente, ocho años hasta que los familiares se empezaron a ir”, detalló.
A partir de allí nació en ella la inquietud de ir a la iglesia. Una vecina de San Francisco, la señora Mercedes, siempre apoyó en esta iniciativa en la joven.
“Yo hice mis sacramentos grande. Generalmente los niños hacen la comunión cuando tienen nueve años, mientras que yo la hice a los 12 años. La Virgen es el centro de todo, siempre en algún punto de mi vida el centro es María del Rosario de Chiquinquirá”, señaló.
González especificó que su acercamiento más frecuente a la basílica comenzó en 2015 cuando se estableció en casa de una tía, en La Limpia, por lo que comenzó a ir de manera más seguida. En ese momento no pertenecía a ningún tipo de grupo de apostolado, un año después asumió como objetivo hacer su tesis universitaria sobre las Fiestas Patronales por que tuvo un acercamiento más profundo con la Virgen y con la Basílica.
“Allí empecé a vivir lo que eran las fiestas patronales dentro de la Basílica porque como los miembros de un grupo de apostolado vivimos las Fiestas Patronales un poco más a fondo que la feligresía en general que se acerca al Santuario”, comentó.
En el proceso de su tesis, González y su grupo demostró la “gran diferencia”, que existe entre la feria y las Fiestas Patronales.
“La Feria de la Chinita habla más de algarabía y lo que pasa en la calle, la música o la bulla. La Fiesta Patronal es lo que se vive en el templo con la Virgen durante más de mes y medio donde salen cuatro procesiones y también peregrina a los pueblos de agua durante 18 días”, contó la joven presidenta, quien añadió que también hay que contar el tiempo preparación para toda la programación de las celebraciones sean exitosas.
También como muchos que prestan servicio a la Madre de Dios, González tiene un testimonio de fe y este se remonta cuando casi cumplía 15 años, en 2012, cuando su madre fue operada de una histerectomía completa.
“En la operación nadie nos decía nada. No me dejaban entrar al hospital porque era menor de edad y yo afuera lo único que hacía era pedirle a Dios y a la Virgen que mi mamá saliera bien. Cuando el doctor salió de la intervención yo corrí y le dije: ‘doctor cómo está mi mamá, necesito saber cómo está mi mamá. El médico me contestó: ‘hubo una complicación, pero gracias a Dios la logramos solventar y tu mamá está bien y fuera de peligro’”, destacó.
La cofrade señaló que en ese momento “su corazón le decía algo”, el tiempo y la falta de respuesta agravaban su inquietud.
“Mi mamá ingresó el día anterior a la operación. En todo el día no teníamos noticias de ella. Obtuve respuesta a las 6.00 de la tarde y yo estaba desesperada, aunque más allá de eso siempre estuvo presente la fe y por más que las cosas no se vieran bien no me cansé de pedirle a la Chinita que la ayudara en la operación porque siempre hemos sido mi mamá y yo”, recalcó.
Llamado de la Virgen
Una vez adentro, González comienza en la Pastoral Juvenil de María en 2018, donde inicia una colaboración con el equipo de redes de la basílica que se extiende a la bajada de 2019, un momento clave en su vida.
“Estando dentro del templo, viendo a María bajar de su Camarín, sentí el llamado de la Virgen. En ese momento me di cuenta de que María del Rosario de Chiquinquirá más cerca de Ella. Así que dije, en enero me presento. A principios de 2020 me presento como aspirante y así estuve, presencialmente, mes y medio porque después llegó la pandemia”, recordó la hija de María.
Tras dos años de curso, debido a la situación mundial generada por el COVID-19, González culminó su ‘aspirantado’ de manera virtual.
“La formación nunca se detuvo, a pesar de la situación que se estaba viviendo en el mundo el ‘aspirantado’ nosotras nos seguimos preparando y formando. No me juramenté un 1 de octubre, como es la tradición, sino un 4 de septiembre de 2021”, dijo.
Medularmente creyente y zuliana
Para González ser una hija de María es ser “el reflejo de Ella en la tierra, pues debe seguir el ejemplo de ella, conservar su pureza, castidad, la nobleza y su humildad, además, es un gran privilegio porque gracias a ello estamos más cerca de la Madre del Mesías”.
Según la joven caminar junto a La Chinita difundiendo el evangelio de Cristo provoca un sentimiento que le fue difícil describir en pocas palabras.
“Es un sentimiento que me embriaga por dentro. Ya estar con la Virgen María lo es todo, pero llevar la palabra de Dios a través de Ella es mucho más significativo todavía porque sabes que la persona que te va a escuchar, está al tanto que tú estás cerca de la Madre y ese conocimiento que tienes viene cargado de fe, amor y devoción”, puntualizó.
González en la actualidad trabaja en la Fundación para la Academia de la Gaita Ricardo Aguirre del Estado Zulia, adscrita a la Gobernación del estado, y confiesa que a días en los que no lo cree que esté allí ejerciendo como periodista.
“Con la gaita siempre. Me considero hiperzulianisima, cuando me dijeron que había una vacante para trabajar en el área de prensa, pasé el currículo sin pensarlo porque este ritmo es parte de nosotros y creo que nació para que las oraciones se convirtieran en gaitas para Dios y María del Rosario de Chiquinquirá, entonces todo está vinculado”, acotó la presidenta de la cofradía de las Hijas de María.
Por: José Manuel Sánchez / Fotos: Cortesía