lunes, septiembre 2

Manchester City puso en marcha su defensa de la corona inglesa

Manchester City debutó con victoria este domingo en la Premier League al vencer 0-2 al Chelsea con los tantos de Erling Haaland y Mateo Kovacic.

Arsenal, Liverpool y Manchester United ganaron en los días previos y el City contestó con la mejor respuesta de todas, la victoria. Cierto que más cuantitativa que cualitativa, que aún está lejos de su mejor expresión, el conjunto celeste y que, por momentos en el primer tiempo, se sintió bastante incómodo. Ganó. Es lo más valioso, detalla EFE.

Más aún en tardes como este domingo, cuando la temporada empieza a andar, sin aún muchos de sus futbolistas en el ritmo, la frescura y los mecanismos que forman parte de la identidad del poderoso conjunto de Guardiola, y en estadios como Stamford Bridge, por más que el Chelsea sea aún un equipo por descubrir en la era iniciada por Enzo Maresca.

No necesita jugar bien el Manchester City. Es tal su potencial que incluso en momentos sombríos del colectivo surge cualquier individualidad, con toda la naturalidad del mundo, para marcar la diferencia. Este domingo, de nuevo, como tantas otras veces fue Haaland, combinado con Bernardo Silva, para gritar quién es el vigente campeón… Y el más favorito.

Beneficiado por el pase del internacional portugués, el gigante noruego controló el balón, irrumpió en el área con una fuerza inabordable para sus marcadores, especialmente para Cucurella, pero sobre todo definió con una calidad y una sutileza que expresan todas los recursos que concentra Haaland. Picó el balón, un poquito. Imposible para Robert Sánchez.

Era el minuto 17. El único tiro del City, que, por lo demás, sin Rodrigo Hernández, transitó por todo el primer tiempo con una irregularidad manifiesta. Ni claro en ataque ni firme en defensa, expuesto unas cuantas veces a las carreras de Nkunku y Nico Jackson, cuya diferencia con Haaland es abismal. Su siguiente ocasión, aturullado, fue el mejor ejemplo de la distancia entre el goleador de Pep Guardiola y el que debería serlo en el Chelsea.

También debería ser mucho más Enzo Fernández en el esquema del nuevo equipo de su homónimo Maresca. Año y medio, 121 millones de euros y 63 partidos después, el futbolista argentino, capitán del Chelsea, es insustancial en los ‘blues’, adelantado a una posición en la que no parece cómodo, ajeno a la distribución, encomendado para la llegada, inexpresivo e impreciso para todo el fútbol que creó y canalizó en el Benfica en el pasado.

El Chelsea no exigió una parada de Ederson hasta la recta final del primer tiempo. Cuando lo hizo Cole Palmer, el jugador del bando local del que surge todo lo bueno en ataque del conjunto londinense, el portero brasileño quedó en evidencia. Su alivio fue el fuera de juego de Nico Jackson, que había aprovechado su lugar inválido para marcar el gol. No valió.

Al descanso, 0-1, con la lesión de Savinho, que aguantó hasta entonces, cambiado por Foden. El extremo brasileño, ágil, desbordante por momentos, primero por la banda izquierda y después por la derecha, cuando sobrepasó hasta en tres ocasiones a Cucurella, se dolió de la rodilla unos minutos antes, después de partir desde la titularidad.

El City domó al Chelsea en el primer cuarto de hora de la segunda parte, con una oportunidad incluida de Haaland, hasta que Pedro Neto irrumpió sobre el terreno. El vertiginoso extremo, que le ha costado 60 millones de euros, fue más incontrolable para el conjunto visitante, un ratito, diluido en cuanto pasaron los minutos, como todos sus compañeros. Maresca añadió más frescura al ataque: debutó Marc Guiu en la ‘Premier’. Tampoco bastó.

Después perdió a Cucurella por una aparente sobrecarga en el minuto 80, cuando el partido había retornado a un aspecto anodino, manejado sin inquietudes por el Manchester City, controlador y ganador por Erling Haaland, 64 goles en 67 partidos en la Premier, y por Kovavic, que arrancó en medio campo, disparó con la derecha y sentenció con el 0-2.

Por: Agencias / Foto: Cortesía