Exterminar a los venezolanos de bien es, en definitiva, el objetivo que se trazó el régimen de Nicolás Maduro al negar la vacuna contra el COVID-19 para todos los ciudadanos venezolanos.
Ha sido una fría y criminal operación plagada de mentiras, manipulación, imponiendo condiciones y restricciones políticas, como el Sistema Patria y hasta convirtiendo un derecho universal como es la salud, en su gran negocio. Con total alevosía, Maduro está sentenciado a muerte, cada vez a más venezolanos.
Los llamados hospitales centinelas están colapsados, tanto en sus áreas de emergencia, como sus áreas de cuidados intensivos y sus morgues. En Venezuela ya no hay cama pa´tanta gente. Y en vez de reaccionar en consecuencia a la gravedad de la situación, la respuesta ha sido, mentir de la manera más descarada.
Al día de hoy, según las dudosas cifras oficiales, van 2.544 muertes en Venezuela y más de 225 mil contagiados, de los cuales 582 son del sector salud, de acuerdo a cifras de la ONG Médicos Unidos Venezuela, lo que coloca a nuestro país en el nivel más alto de letalidad.
Las contradicciones de las cifras oficiales, y allí es donde se les ven las costuras, es que refieren a una tasa de recuperación del 93 %, si así fueran de efectivos, como explicar el hecho de ser los últimos en cumplimiento de metas de vacunación del continente, el incremento en el número de muertes y el colapso en las instalaciones sanitarias.
Estamos presenciando la muerte de un médico o un personal de enfermería casi a diario, y ante ello, el ya vacunado, ha mentido una y mil veces.
Esta misma semana el régimen se atrevió a decir que 90 % del personal sanitario de primera línea ya fue vacunado, y esto es una tremenda mentira.
Maduro había anunciado que al país han llegado 1,3 millones de vacunas, pero según las estadísticas que lleva la Organización Panamericana de la Salud, de cifras del régimen, en su última actualización del 14 de mayo de 2021, Venezuela lleva apenas un 0,8 de dosis de las vacunas por cada 100 habitantes. Específicamente, según la organización, se han aplicado 230.000 dosis en el país. Entonces, ¿dónde está el resto de las vacunas?
La Federación Médica Venezolana lo ha dicho claramente, se requieren un millón de dosis para el personal sanitario en general y entre 40 y 50 millones de aplicaciones para vacunar a la población venezolana.
Y es que duele ver ese registro de la muerte, duele ver a amigos, ver a padres y madres, a abuelos y tíos en esa fatal lista que cada día crece, sin que haya el mínimo interés de detenerla.
Maduro se ha propuesto aniquilar a los venezolanos de bien no solo negando un plan de vacunación masiva y eficaz a la población, sino además negando todo tipo de ayuda internacional, porque de aceptar vacunas norteamericanas se afectarían sus intereses y la negociación con sus aliados rusos y chinos.
Prometió para agosto, lamentablemente no aclaró si sería de este año, que la población estaría vacunada en un 70%, pero al ritmo de tantas mentiras, dudamos que esa meta será cumplida, lo que si se está cumpliendo es la aniquilación, más venezolanos siguen muriendo de manera inmisericorde.
Lo cierto es que, de acuerdo a la alarmante tasa de muerte del personal sanitario, Venezuela se ubica en los niveles más altos de letalidad, y según el incumplimiento de las metas de vacunación nuestro país está en el último lugar del continente. Esa es la verdad, y mientras, el plan de exterminio de Nicolás Maduro avanza, más no el plan de vacunación.
La otra gran verdad, es que este exterminio del pueblo venezolano será otro de los delitos que se suma al ya amplio prontuario que ha acumulado el criminal de Nicolás Maduro.
Basta de mentiras, basta de manipulación. Venezuela urge de un plan masivo y eficaz de vacunación, no de exterminio.
Por: Lester Toledo