La Policía Nacional busca en varios puntos de la Comunidad de Madrid y las provincias de Segovia y Toledo a Antonio David Barroso Díaz, de 15 años, a quien su madre afirma que ha matado y abandonado «en unos contenedores en una de las salidas de Madrid». Fuentes del caso indicaron que el punto, más o menos exacto, sería en las inmediaciones del centro comercial Xanadú, en Arroyomolinos, y muy cerca del término municipal de Móstoles.
Los agentes se muestran muy cautos sobre el relato, por el estado mental de la mujer, Macarena Díaz Ortega, de 38 años, auxiliar de Enfermería, que padece trastorno bipolar y llevaba un tiempo sin tomar su medicación. Extraña mucho lo ocurrido, puesto que en su entorno afirman que «es una madre muy volcada en el cuidado de su hijo».
Pero su comportamiento había ido a peor en las últimas semanas, hasta el punto de cambiar la cerradura de la vivienda de Morón y querer ponerla a la venta. Deseaba, dentro de su malestar mental, empezar de algún modo una nueva vida con David (que es como llaman los suyos al chiquillo), por lo que se había incluso deshecho de los muebles y de sus teléfonos móviles, que habría cambiado por otros.
«Es una trampa de mi madre»
Su hija mayor ha hecho un llamamiento a quien pudiera haberlos visto estos días y se aferra a que todo es un ardid de Macarena: «Es una trampa de mi madre». En el entorno confían en que haya dejado a David en algún lugar o al cuidado de alguien, pero son ya tres los días que han transcurrido desde la huida y el tiempo apremia, más teniendo la cuenta de que se trata de un gran dependiente, sin ninguna autonomía en su desempeño más básico. La asociación SOS Desaparecido está colaborando con la familia y los investigadores.
Este periplo a ninguna parte comenzó el domingo. La madre tuvo una bronca con su hija mayor, de 19 años, y la echó de la casa donde residen, en Morón de la Frontera (Sevilla). Ese mismo día, según los indicios de los investigadores, Macarena cogió a Antonio David, que tiene movilidad reducida (va en silla de ruedas) y discapacidad sensorial, lo subió al coche y tomaron rumbo a Galicia.
Al día siguiente, a las once de la mañana, el padre, del que la mujer lleva separada catorce años, interpuso la correspondiente denuncia por desaparición del menor. La hija había acudido a la casa y no estaban. También había tirado los muebles.
Tras recorrer unos 500 kilómetros, Macarena y Antonio David recalaron a última hora de la tarde del domingo en el hotel Perales, en Talavera de la Reina (Toledo. Pero se fueron de madrugada. A las siete de la mañana, el recepcionista se dio cuenta de que se habían marchado.
Desorientada en una gasolinera
Poco después, la mujer fue hallada por una patrulla de la Guardia Civil que realizaba un control. Estaba desorientada en una estación de servicio de Carabias (Segovia), en el kilómetro 130 de la A-1 (autovía de Burgos). Se había quedado si gasolina y fueron los empleados los que avisaron al Instituto Armado.
Los agentes llamaron a la hija mayor, que les preguntó si estaba con ellos Antonio, pues se hallaba también desaparecido. Al parecer, Macarena temía que le quitaran la custodia del menor, habida cuenta de su estado mental y de que había abandonado el tratamiento farmacológico que sigue.
Ante la negativa, preguntaron a la mujer qué había hecho con el niño: «Lo he matado y lo he tirado en unos contenedores que hay en una de las salidas de Madrid, junto a un edificio blanco», explican a ABC fuentes del caso que, sin embargo, piden cautela por las «incongruencias» de la mujer. La zona estaría entre el centro comercial Xanadú, en Arroyomolinos, y el municipio vecino de Móstoles.
Otro dato extraño es que si dijo que se dirigía a Galicia (autovía A-6) y fue hallada en Segovia (A-1, dirección a Burgos) por qué se habría deshecho del chico en la carretera de Extremadura (A-5). El área es, por tanto, amplísima y además desconocida por Macarena.
Rastreo de móviles y cámaras
La mujer tuvo que ser atendida por sanitarios e ingresada en la unidad de Psiquiatría del hospital de Segovia. Se ha intentado hablar con ella en más ocasiones por parte de agentes de la Policía Nacional de Castilla-León, pero el relato es totalmente inconexo.
En Madrid, mientras, los uniformados buscan algún rastro del menor y su silla de ruedas, con la que su madre dijo que había arrojado a la basura al adolescente. Pero el rastreo también se está haciendo por el resto de provincias por las que pasó, utilizando las cámaras de tráfico de toda el área. El coche tiene los cristales oscuros.
Además, nuestros informantes señalan que lo verdaderamente crucial en estos momentos puede ser el rastreo de la señal de los teléfonos móviles, que darían cuenta del recorrido real y certero de la madre y del hijo, los horarios y dónde pudo abandonarlo. «La investigación es bastante compleja», advierten.
Por Agencia