Kansas City levantó una desventaja de 0-10 al borde del descanso y selló el triunfo con una fabulosa serie ofensiva de Mahomes culminada con un touchdown de Mecole Hardman a tres segundos del final, que hizo saltar de alegría a Swift y las otras celebridades que la acompañaban en el Allegiant Stadium.
Los Chiefs, con tres anillos de campeón en las últimas cinco temporadas, se consolidan como la nueva dinastía de la liga de football americano y son los primeros en revalidar el título desde los Patriots de Tom Brady en 2005.
Mahomes se afianza como la estrella indiscutible de la NFL de esta década y, a sus 28 años, sigue en ruta hacia el récord de siete trofeos de Tom Brady.
Tras la agónica victoria, Swift bajó rápidamente al césped a felicitar a Kelce, el momento más esperado por muchos aficionados alejados del deporte pero que se embarcaron en la temporada de la NFL para seguir el mediático romance.
«Fue increíble. Una de las cosas más locas que he vivido«, le dijo Swift a su victorioso novio tras darle un beso y un largo abrazo.
Me siento «en la cima del mundo ahora mismo. Es una buena sensación«, resumió después Kelce ante los medios.
Luciendo un collar de oro con el número 87 de Kelce, la artista atrajo la mayoría de las miradas de los 61.000 espectadores en una grada donde relucían otras estrellas como el basquetbolista LeBron James, los músicos Paul McCartney y Jay-Z y el actor Leonardo di Caprio.
Swift, que había volado de urgencia el sábado tras su concierto en Tokio, vivió con pasión el juego junto a amigas como la cantante Lana Del Rey y la familia del jugador y se llevó varias ovaciones como cuando apareció en las pantallas gigantes terminándose una cerveza a toda velocidad.
La presencia de Swift y también la de Beyoncé, que aprovechó el evento para anunciar un nuevo álbum, opacaron el tradicional espectáculo del intermedio, a cargo de Usher.
La figura del R&B repasó sus mejores canciones con un espectáculo inspirado en la simbología de la capital del juego que tuvo como invitados sorpresa a Alicia Keys y el rapero Ludacris.
El primer Super Bowl en Las Vegas, una ciudad a la que la NFL dio mucho tiempo la espalda para no asociarse al juego, esperaba batir récords tanto de apuestas deportivas como de audiencias televisivas, al sumar a nuevos públicos atraídos por el mediático romance de Swift.
Por: Agencia