Hay que ser bien miserables para seguir jugando, como lo han hecho en estos últimos 20 años con los pagos de las jubilaciones y las pensiones de quienes por años entregaron su sudor, sus conocimientos y su talento para el progreso de Venezuela.
Con bombos y platillos el estafador mayor de Nicolas Maduro anunció el domingo que pagaría un “bono único” de 10.000 bolívares (Bs), equivalentes a 2.227 dólares a la tasa vigente del Banco Central de Venezuela (BCV). Por supuesto, esto provocó una ola de entusiasmo y alivio para todos los abuelitos que recibieron ese “notición”.
Pero lo que pudo ser un baño de esperanza para algunos, terminó siendo un balde de agua fría para muchos, que los despertó y regresó a la triste realidad inflacionaria del país, en otras palabras, la alegría, como decimos en Venezuela, fue de tísicos, porque resulta que tal “bono” solo iba a beneficiar a una pequeña porción de los más de 5 millones de jubilados y pensionados que se registran en el país, porque tal “bono” solo fue prometidos para los trabajadores que se jubilaron entre el 1 de enero de 2018 y el 1 de mayo de este año.
Tal como refirió José Blanco, integrante del Comité de Jubilados y Pensionados de Pdvsa, en una entrevista, ese “pago único” que aprobó el régimen de Nicolás Maduro, representa apenas 1% de los empleados del sector petrolero y menos del 4% de los jubilados en total.
Pero no solo allí queda el engaño, sino además en la forma de pago, Maduro habló el domingo que tal pago se iba a efectuar en tres porciones, pero llegó el lunes, y la no menos estafadora y mentirosa de Delcy Rodríguez, la vicepresidenta, dice que tal “bono” lo pagarían en 12 meses. Entonces, 12 o 3 porciones.
La realidad del país contrasta con las mentiras de Nicolás, porque ese tal “bono único” no será ni compensatorio, ni reparador, es como todo lo que anuncia el régimen, una total estafa, porque la deuda que este régimen ha adquirido con nuestros jubilados y pensionados es de tal magnitud, que no hay bono, ni único, ni fraccionado, ni compensatorio, ni reparador, capaz de componer la tamaña injusticia que con ellos han cometido. O pregunten a cualquier jubilado de PDVSA, dónde fueron a parar sus ahorros del Fondo de Pensiones de Pdvsa. Solo por esa vía el régimen avaló un desfalco histórico de más US$540 millones de dólares de ese fondo, y hoy Nicolás sale con esta curita para tratar de tapar el tremendo hueco de corrupción y de impunidad.
Para poner otro ejemplo que refleja el precario e injusto sistema de seguridad social en Venezuela y los niveles de corrupción del régimen, cito un estudio desarrollado por Prodavinci sobre la realidad de un profesor universitario venezolano, quien aportó como obligación al Seguro Social durante los últimos 20 años el equivalente a US$16.426 dólares en total, pero resulta que al valor de la pensión actual, le tocará recibir US$ 281 dólares por los siguientes 25 años, es decir, que el pobre necesitaría vivir 1.459 años para que el Seguro Social pueda devolverle el ahorro de su trabajo.
Pero así como tenemos el ejemplo de este profesor universitario y de un jubilado de la industria petrolera, podemos citar millones de casos de abuelos que se acuestan sin comer y se ven en la obligación de decir el destino de sus indignas pensiones, o comida, o medicinas, o servicios.
En nuestro país la pensión es lo que perciben los trabajadores que se retiran tras alcanzar las semanas cotizadas en el Seguro Social.
Desde 1995 la pensión se igualó al salario mínimo mensual. El último aumento del salario mensual fue de 7 bolívares (equivalente a US$1,5 dólares) a 130 bolívares (US$29 dólares), un monto que resulta insuficiente si lo contrastamos con el costo de la canasta alimentaria de febrero de este año, que según el Observatorio Venezolano de Finanzas estaba rondando los US$365 dólares.
Entonces tenemos poco más de cinco millones de pensionados que ven sus diezmados ingresos desvanecerse ante una inflación anual, que llegó al 686,4% en 2021.
Son millones de venezolanos que superan los 60 años de edad a quienes les han secuestrado sus derechos y sus ahorros, que no cuentan con un sistema de salud que los respalde, y mucho menos con pensiones dignas, y a quienes, para colmo, obligan a inscribirse en un sistema de control llamado Patria y portar un carnet, para poder percibir sus propios ahorros. Y que a la gran mayoría de ellos apenas les alcanza para comer una vez al día y no pueden costear sus tratamientos médicos.
Por eso Nicolás, a otro perro con ese hueso, nadie se traga tus mentiras. Tu bono único, no es ni único, ni compensatorio, ni reparador como prometiste. Es otra de tus grandes estafas.
Por Lester Toledo