jueves, noviembre 7

Las violentas protestas en Francia obligan a aplazar la visita de Carlos III

La visita prevista del rey Carlos III a Francia quedó aplazada por las violentas protestas contra la impopular reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron, que los sindicatos pidieron este viernes «poner en pausa» para negociar una solución a la crisis.

«Los gobiernos francés y británico, tras una conversación telefónica entre el presidente y el rey esta mañana, tomaron esta decisión para acoger a su majestad el rey Carlos III en las condiciones que corresponden a nuestra relación de amistad«, indicó la presidencia francesa en un comunicado.

La pareja real, Carlos y Camila, «espera con gran interés la oportunidad de visitar Francia tan pronto como se puedan encontrar fechas», afirmó poco después el Palacio de Buckingham.

Según precisó desde Londres un portavoz del ejecutivo británico, la decisión se tomó por pedido de Macron.

Carlos III tenía previsto iniciar en Francia su primer viaje al extranjero desde su llegada al trono. El lunes estaba previsto que participara en un homenaje en el Arco del Triunfo y en una cena en el palacio de Versalles, antes de viajar a Burdeos (suroeste) el martes.

Sin embargo, la convocatoria de una nueva movilización el martes contra la reforma de las pensiones a llamado de los sindicatos obligó a Londres y París a aplazar la visita a una fecha aún por confirmar, máxime cuando las últimas protestas dejaron imágenes de violencia y disturbios en todo el país.

La tensión alcanzó un nuevo nivel el jueves, con un incendio en el acceso a la alcaldía de Burdeos, «escenas de caos» en Rennes (oeste), cañones de agua en Lille (norte) y Toulouse (sur) y disturbios en las calles de París, entre otros.

El gobierno británico había afirmado ese día «no tener conocimiento de ningún cambio de planes«, pese a que los sindicatos habían amenazado con perturbar la visita, sobre todo durante su etapa en Burdeos.

«Poner en pausa»

Macron enfrenta desde enero una fuerte oposición a su plan de retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y de adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años, en lugar de 42, para cobrar una pensión completa.

Tras semanas de pacíficas y masivas manifestaciones a llamado de los sindicatos desde enero, las protestas se endurecieron el 16 de marzo, cuando el presidente anunció su decisión de adoptar por decreto su reforma, ante el temor de perder la votación en el Parlamento.

Desde entonces, cientos de personas, en su mayoría jóvenes, recorren por la noche las calles de París y otras ciudades quemando contenedores de basura y palés a su paso, en su pulso con una policía en el punto de mira por acusaciones de violencia.

Sin embargo, una entrevista de Macron el miércoles, en la que dijo «asumir» la «impopularidad» de su reforma y cargó contra la oposición, los sindicatos y los «sediciosos» manifestantes radicales, acabó de caldear los ánimos.

Un total de 457 personas fueran detenidas y 441 policías y gendarmes resultaron heridos el jueves, indicó el ministro del Interior, Gérald Darmanin, quien denunció la «radicalización» de ciertos manifestantes y cargó contra la «extrema izquierda«.

Para evitar un «drama» y salir de la crisis social, el líder de la CFDT –el principal sindicato–, Laurent Berger, propuso este viernes en la radio RTL a Macron «un tiempo de escucha, de diálogo y de poner en pausa la reforma de las pensiones».

Berger pidió «seis meses para examinar (…) cómo poder encarrilar de nuevo las cosas» sobre el trabajo y las pensiones, citando por ejemplo el empleo de los trabajadores más mayores, «el desgaste en el trabajo» o «las adaptaciones al final de la carrera«.

Macron bajo presión

¿Cuál será la respuesta del gobierno? Macron, quien debe ofrecer una rueda de prensa este viernes en Bruselas al término de una cumbre con sus homólogos de la Unión Europea (UE), se ha mostrado hasta el momento inflexible a cualquier cambio.

El gobierno defiende que la reforma, que quiere aplicar «para finales de año» después del eventual visto bueno final del Consejo Constitucional, busca evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones.

Pero el presidente está bajo presión. Los analistas consideran que Macron se juega poder aplicar el resto de su programa reformista hasta 2027 y un 70 % de los franceses consideran al gobierno responsable de la violencia, según un sondeo el jueves de Odoxa.

A la espera de una salida al conflicto social, la oposición y los sindicatos mantienen su pulso. Este viernes y el fin de semana habrá de nuevo trenes y vuelos anulados, mientras continúa la huelga en refinerías y en la recogida de basuras en París.

Por: Agencia