Los contagiados con COVID-19 ya no se verán obligados a aislarse en Inglaterra a partir del próximo jueves, 24 de febrero, anunció el primer ministro británico, Boris Johnson.
El jefe del Ejecutivo reveló en el Parlamento su plan para «convivir con la COVID-19», que incluye la eliminación de todas las restricciones legales para luchar contra la enfermedad.
Otra de las medidas más criticadas por la oposición y la comunidad científica que Johnson ha confirmado ante los diputados es el fin de la gratuidad de los test de antígenos a partir del próximo 1 de abril, salvo para los casos sintomáticos en las poblaciones más vulnerables y de mayor edad.
Johnson alegó que en la actualidad los niveles de inmunización –gracias a las vacunas y al alto número de personas que han pasado la enfermedad– son altos y los de muertes son bajos, lo que justifica el levantamiento de las medidas para dar paso a la «responsabilidad individual».
Tras anunciar que también se detienen los programas de apoyo al empleo al eliminarse la obligación de aislarse por la enfermedad, enfatizó los enormes costes económicos que el país ha debido soportar en su lucha contra la COVID-19.
Pese a todo, reconoció que los expertos prevén que pueda haber nuevas variantes del virus «peores que ómicron», por lo que aseguró que su país «mantendrá la resiliencia» frente a ese escenario gracias a «un fuerte sistema de vigilancia» y a la capacidad de volver rápido a los test masivos.
El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, criticó la decisión de suprimir los test gratuitos y los programas de mantenimiento de empleo, que a su juicio castigará a quienes tienen menos recursos.
Por: Agencia