sábado, diciembre 28

Las hallacas, el sabor de Venezuela que transporta la nostalgia

En 2015, el primer año en que Héctor Arguinzones celebró la Navidad en Estados Unidos, anhelaba saborear las hallacas de su madre con su esposa, Niurka Meléndez, y su hijo, Samuel.

En 2017, Arguinzones y algunos amigos cocinaron platillos navideños tradicionales como ensalada de gallina y pan de jamón para 200 inmigrantes venezolanos en el barrio del Harlem de la ciudad de Nueva York. Arguinzones preparó las hallacas de su madre, reseñó New York Times

Desde entonces, todos los años durante varias semanas de diciembre, sigue preparándolas para 300 migrantes venezolanos necesitados. El 22 de diciembre, el grupo las regala, junto con juguetes donados que Meléndez ha recolectado para cada familia.

“Hacemos esto para conservar nuestras tradiciones”, dijo Arguinzones. “Cuando te comas esa ensalada de gallina, esa hallaca, ese pan de jamón, sentirás que los prepararon como en tu casa”.

Este es solo uno de los proyectos que Arguinzones y Meléndez planean en su organización, Venezuelans and Immigrants Aid. Crearon esta organización en 2016 para ayudar a los migrantes venezolanos, más de 110.000 de los cuales han llegado a la ciudad de Nueva York desde el año pasado. En septiembre, cerca de 400.000 migrantes venezolanos de todo el país que entraron en Estados Unidos entre marzo de 2021 y julio de este año obtuvieron permisos de trabajo.

La experiencia de Isbelis Díaz con las hallacas fue similar a la de Arguinzones. Díaz, originaria de Maracaibo, Venezuela, recuerda haber ayudado a su madre y abuela a cortar y pelar verduras para el guiso junto con el cerdo. A su hijo, Ivo Díaz, le tocaba amarrar las hallacas para sellarlas bien.

Se mudó a Nueva York en 2001 y, poco después, empezó a hacer y vender hallacas con la receta de su bisabuela de la década de 1930. Consiguió clientes al llevarlas a eventos y negocios (incluso a los dueños de la lavandería local). Hacía cientos durante las fiestas.

Desde 2019, Díaz vende hallacas todo el año en Casa Ora, el restaurante venezolano de alta cocina que dirige en el barrio neoyorquino de Brooklyn, con su hijo y su nuera Rachel Díaz Pirard (el restaurante lleva el nombre de su segunda nieta, Ora Díaz). Otras dos cocineras la ayudan a preparar las hallacas en una línea de producción. Un viernes reciente, hicieron 300.

“Es mucho trabajo, pero no pueden faltar en la mesa venezolana”, dijo Díaz.

Desde 2010, Alejandro Hernández Padilla ha estado preparando la receta de hallacas de su madre con su familia en Pembroke Pines, Florida. Se guía por la lista de la compra escrita a mano por ella.

A principios de diciembre, se reunió con su padre, su esposa, sus tres hijos, su hermana, su sobrina y otros familiares para hacer las hallacas. Empezaron picando las verduras para el guiso durante toda la semana. El viernes por la noche, preparó el guiso con pollo, cerdo, alcaparras, cebollas, cebollín y otros ingredientes. El sábado, instaló puestos en los que el equipo preparó 45 hallacas.

A las 10 p.m., la familia estaba comiendo hallacas recién hechas.

“Me transporta a mi infancia”, dice Hernández Padilla, que creció en Caracas. “Este año, los niños son un poco más grandes, así que ayudaron un poco más. Quizás algún día recuerden cuando hacían hallacas en la casita de Pembroke Pines”.

 

Por Agencia