Bebés que nacen prematuros en situaciones graves, pesando apenas un kilo o con determinadas patologías, consiguen crecer sanos gracias al Banco de Leche Humana público de Uruguay, donde las mujeres que dan la vida también pueden salvarla.
Cientos de botellas de leche descansan en el frío interior de los congeladores del laboratorio de este lugar, preparadas para el proceso de descongelación, pasteurización y distribución que permite que miles de recién nacidos reciban sus «innumerables beneficios».
«Tiene beneficios innumerables, tanto para la mujer que desea amamantar como para el recién nacido que la recibe (…) Las defensas que recibe a través de la leche humana no las recibe de ninguna otra creada de forma artificial», explica a la Agencia EFE la neonatóloga y directora del Banco, Manuela De María.
Situado en el hospital Pereira Rossell de Montevideo, el banco distribuye tres mil 500 litros de leche al año para unos dos mil 500 bebés de todo el país que no pueden ser amamantados por sus madres a raíz de diversas causas como el internamiento tras una cesárea, complicaciones en el parto, patologías, o por las necesidades nutricionales de un prematuro.
Ayuda, sostén y contención
Valentín fue ingresado en el Centro de Tratamiento Intensivo (CTI) al nacer antes de lo previsto, con síndrome de Down, hipotonía e insuficiencia respiratoria, mientras su madre, Ekaterina Germanovich, también permaneció internada por una complicación de la (medicamento) epidural, que le impidió amamantarlo.
«La pediatra dice que el desarrollo de mi hijo es increíble, tiene tremendas defensas y, a pesar de que tiene hipotiroidismo, está súper sano», afirma mientras sostiene a su lado al pequeño, de un año de edad.
Para Germanovich, rusa de origen ucraniano que vive en Uruguay, no fue su primer contacto con el banco ya que, antes de dar a luz a su tercer hijo, era donante de leche debido a su hiperlactancia.
«Cuando le tuvieron que dar leche del banco a mi hijo para mí fue una señal de que tenía que volver a donar», expresa.
Afirma que se trata de un proceso «muy fácil» para las donantes, pues se les proporcionan los frascos de vidrio estériles y un instructivo de cómo llevar a cabo el procedimiento en su domicilio.
Además de salvar la vida de los bebés, el banco es un lugar donde se puede encontrar «ayuda, sostén y contención» en un momento de vulnerabilidad y «mil miedos» para quienes comienzan la aventura de la maternidad, cuenta por su parte Florencia Alegre, también mamá de un prematuro.
«El parto fue por cesárea (…), así que Felipe nació a las diez de la mañana y yo lo conocí a las diez de la noche», dice Alegre, que no puede contener las lágrimas de emoción al recordar su experiencia.
Cuando nació pesó un kilo y medio y midió cuarenta centímetros, por lo que durante sus primeros días de vida recibió leche materna mediante una sonda y, a los quince días de vida, comenzó una lactancia mixta -leche materna y fórmula- a través del biberón.
«Yo tenía ese miedo de interrumpir el vínculo con el bebé y la sensación de ser menos mamá por no darle la teta», expresa Alegre, que ahora sabe que se trata de «un mito» pues, con paciencia, entendió que lo que fortificaba el vínculo era «alimentarlo desde el amor», independientemente de la forma.
Donde la leche salva vidas
El proyecto en Uruguay surgió en 2013 al observar los logros del banco de leche de Brasil, donde se redujeron los casos de morbimortalidad, sobre todo en prematuros severos, que tenían patologías como enterocolitis necrotizante o diarreas intrahospitalarias.
«En Uruguay teníamos estos problemas y en el año 2013 se empezaron a hacer los trámites para la creación de este banco y que pudiéramos disminuir las enfermedades de esos niños y la mortalidad acá también», explica De María.
En efecto, tanto la mortalidad como las enfermedades en bebés disminuyeron, en especial, las que la neonatóloga menciona como morbilidades mayores, que ocasionan secuelas importantes para los prematuros, como la hemorragia intraventricular, la retinopatía o la broncodisplasia.
Además, destaca que es el único banco de leche público en la región que tiene una máquina que la analiza.
«A un bebé prematurito que necesite tantas calorías para crecer se le puede dar la leche específica para él (…) Esto va a mejorar la calidad de atención a nuestros recién nacidos», concluye.
Este analizador de leche, donado por la Fundación Álvarez Caldeyro Barcia, funciona con tecnología infrarroja que mide componentes como proteínas, grasas o lactosa para lograr una nutrición más individualizada.
Por: Agencias / Foto: Cortesía