Casi 200 casas arrasadas por la lava, más de seis mil personas evacuadas y un río de magma que prosigue su camino hacia el mar. Estas son las imágenes que deja el volcán Cumbre Vieja dos días después de entrar en erupción en la isla española de La Palma.
Y es que la lava devasta todo lo que encuentra a su paso de camino a la costa de esta isla del archipiélago español de las Canarias, aunque a un ritmo más lento de lo previsto, a 120 metros por hora aproximadamente.
Desde que el volcán erupcionara el domingo pasado, la lava ha arrasado ya 180 viviendas, según el recuento del sistema europeo Copernicus de seguimiento de emergencias desde del espacio, pero esta cifra con toda seguridad irá al alza.
En su trayectoria hacia el mar, las coladas ya se han adentrado en el último obstáculo, en lo que a núcleo urbano se refiere: Todoque, una población de unos mil 200 habitantes en el municipio de Los Llanos, en el suroeste de La Palma, lo que ha obligado al desalojo de sus vecinos.
Y, aunque no se sabe a ciencia cierta cuándo el magma llegará al mar, expertos y responsables públicos coinciden en que acabará sucediendo y, por eso, se han extremado las precauciones, pues lo previsible es que, cuando la lava a 1,000 grados de temperatura entre en contacto con el agua salada, libere gases tóxicos y se produzcan explosiones.
Ese momento será “crítico”, alertó hoy el presidente del Gobierno regional de Canarias, Ángel Víctor Torres.
Por eso, todas las administraciones -la española, la canaria y la de la isla de La Palma- piden a la población que se abstenga de circular por las carreteras próximas al volcán y de acercarse a las coladas de lava porque “la situación no es ni mucho menos segura”, como demostró anoche la aparición una nueva boca de erupción a 900 metros de la principal.
En esta línea, el presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, quien abandonará la zona solo unas horas para intervenir en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York y que el jueves tiene previsto acompañar al rey Felipe VI en su visita a la isla, llamó a la prudencia y anunció la próxima declaración de La Palma como zona de emergencia.
Además, Canarias podrá reclamar ayuda de los Fondos de Solidaridad de la Unión Europea (UE) para paliar los daños causados por la erupción del volcán al sobrepasar su importe los 400 millones de euros (unos 470 millones de dólares al cambio actual).
Según el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), la lava discurre por dos lenguas: una de las cuales, la situada al suroeste, tiene “un movimiento mínimo”, apenas unos dos metros por hora, y en el comité científico “dudan” de que se vaya a reactivar y, la otra, la que avanza ladera abajo y que ya ha entrado en Todoque.
El director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, indicó que la deformación acumulada de la superficie próxima a la zona de la erupción asciende a los 25 centímetros, un “dato muy importante para demostrar la tensión” en la cámara interior del volcán y que “nos dice que va a seguir habiendo erupción”.
Otro dato muy importante para saber cuándo puede finalizar la erupción es la de emisión de dióxido de azufre (SO2) a la atmósfera, que el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) calcula entre 7,997 y 10,665 toneladas diarias.
El Pevolca también alerta de que los grandes espesores del muro de lava que avanza hacia el mar en La Palma, de hasta 12 metros en algunos puntos, podrían provocar en zonas de mayor pendiente la formación de grandes fragmentos de colada que pueden desprenderse del frente y alcanzar mayores distancias.
Además de las 103 hectáreas de terreno cubiertas ya por la lava, preocupa especialmente la destrucción de viviendas, y es que “la lava engulle las casas como si fueran de papel”, dice a EFE Beatriz, vecina de La Laguna, uno de los núcleos desalojados por la erupción volcánica.
Por: Agencia