La emblemática Fontana di Trevi de Roma no ha sufrido daños después de que un grupo de activistas contra el cambio climático arrojara un tinte negro a sus aguas, según explicó este domingo el alcalde de la capital, Roberto Gualtieri, al visitar el monumento.
El líquido negro vertido en el agua, a base de carbón, acabó depositado en la base impermeable de la fuente, lo que impidió que manchara el mármol.
Blitz di Ultima Generazione a #Roma: gettato un liquido nero, carbone vegetale, nella Fontana di #Trevi.
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— Ultimora.net – BREAKING NEWS (@ultimoranet) May 21, 2023
Ennesimo blitz di Ultima Generazione a #Roma, gettato un liquido nero, nella #fontanaditrevi.
Sono letteralmente indignato, grazie a Dio sono stati fischiati e insultati dalla folla presente. #UltimaGenerazione pic.twitter.com/v0Sch5ULE2— Marco Ferraglioni (@MFerraglioni) May 21, 2023
«Según una primera verificación no hay daños permanentes porque la pintura negra acabó en el material impermeabilizado y no en el mármol por lo que debería ser posible limpiarla. El problema es cuando llega al mármol, que es poroso», ilustró el regidor a los medios.
Gualtieri celebró que gracias a la «rápida» acción de la policía los activistas solo pudieron verter dos de los «numerosos» botes de tinte que llevaban consigo.
La acción tuvo lugar durante la mañana del domingo 21 de mayo cuando nueve activistas del colectivo «Ultima Generazione» contra el cambio climático tiñeron de negro las aguas de la monumental Fontana, obra maestra del Barroco romano y uno de los símbolos de la ciudad en todo el mundo.
Acto seguido entraron en su vaso y desplegaron una pancarta en la que exigían dejar de invertir en combustibles fósiles, mientras los turistas que visitaban el monumento reaccionaban con abucheos.
No es la primera vez que estos activistas arremeten contra el patrimonio con acciones como estas.
El pasado 1 de abril, vertieron tinte negro en la histórica fuente de la Barcaccia de la Plaza España de Roma, construida entre 1626 y 1629. Antes, el 17 de marzo, otros dos jóvenes mancharon con pintura naranja el Palacio Vecchio de Florencia, sede del ayuntamiento, y fueron detenidos por el propio alcalde, Dario Nardella.
El pasado noviembre arrojaron sopa a un cuadro de Van Gogh de una exposición temporal de Roma y mancharon con pintura «El Dedo» del Maurizio Cattelan frente a la Bolsa de Milán, además de la escultura ecuestre del Vittorio Emanuele II frente al Duomo o catedral de esa ciudad.
Dos activistas están siendo juzgados en el Tribunal del Vaticano por dañar con pegamento el basamento de la escultura del Laocoonte en una protesta.
El Gobierno italiano ha aprobado un proyecto de ley que castigará a los autores de actos vandálicos contra obras de arte, monumentos o patrimonio con multas de hasta 60.000 euros o sanciones penales.
Por: Agencia