La isla española de La Palma se enfrenta hoy a un nuevo riesgo ligado al volcán: la erupción desvió los cauces de agua, por lo que las lluvias que caen en la isla pueden poner en peligro algunas zonas costeras.
Una vez detenida la actividad de la nueva fisura que el jueves generó un río de lava el cual arrasó todo lo que encontró a su paso, ahora la atención se centra en la necesidad de mejorar la evacuación pluvial, por lo que los expertos estudian qué obras hidrológicas realizar en Los Llanos de Aridane para volver a canalizar las aguas y corregir los cauces.
Y es que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de España ha elevado este viernes a naranja (riesgo importante) el aviso en la comarca este de La Palma por precipitaciones fuertes a muy fuertes acompañadas de tormenta, que se prevé que remitan durante la próxima madrugada local, y el sábado está previsto que llueva de forma moderada, reseñó EFE.
Ante esta situación, el Plan Especial de Protección ante Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca) pidió a la población evitar zonas de vaguadas y de evacuación de pluviales por los graves daños que podrían ocasionar la lluvia y la ceniza en caso de precipitaciones fuertes o muy fuertes que superen los 15 milímetros a la hora o 60 al día.
Respecto a la nueva fisura localizada el jueves al sur del cono principal del volcán de Cumbre Vieja, el Pevolca informó de que no tiene actividad visible y está detenida, aunque se continuará vigilando, y precisó que no se trata de una nueva erupción, sino de una fisura en la que se alinean varios centros de emisión.
La reapertura de un foco eruptivo en el flanco oriental del cono ha dado lugar al avance de la colada 10, que el jueves transcurrió sobre un cementerio, un campo de placas solares y “bastantes” viviendas unifamiliares, para luego avanzar sobre anteriores coladas.
Desde que el 19 de septiembre el volcán entrara en erupción, 1.092 hectáreas se han visto afectadas por el magma.
El delta lávico (la llamada “fajana”, el terreno ganado al mar) de la zona sur tiene 48,03 hectáreas, mientras que el del norte se extiende 5,05 hectáreas.
De acuerdo con el catastro, hay 1.506 edificaciones destruidas por la lava, de ellas 1.212 de uso residencial y 161 de uso agrícola.
En cuanto a la sismicidad, la profunda e intermedia siguen en valores bajos frente a semanas anteriores y el tremor también está bajo, aunque con repuntes.
Los científicos ven probable que se sigan produciendo sismos sentidos, que pueden alcanzar intensidad V-VI y ocasionar pequeños derrumbes en zonas de pendientes.
También es descendente la tendencia de la emisión de dióxido de azufre, la deformación está estabilizada y la actividad del aeropuerto posiblemente se podrá recuperar el sábado.
Sobre la emisión de dióxido de carbono, señalan que el jueves fue cinco veces el promedio de los niveles de fondo, lo que, según los expertos, no representa en principio un problema para la población.
La buena noticia lo constituye la calidad del aire: en todas las estaciones de la isla hay datos buenos o razonablemente buenos, tanto en partículas como en gases.
Por Agencia