Personas dobladas, con la cabeza tocando el piso; otras quedan sentadas, pero con el cuerpo inclinado hacia adelante tocando sus pies; muchas más están tiradas, otros parecen salir del letargo pero caminan rengos hacia ningún lado. El Apocalipsis zombi es real en muchas calles de Estados Unidos. Kensington, en Filadelfia, parece un barrio sacado de una película de terror por cuenta del poderoso fentanilo.
Con la incautación en El Poblado de 300 dosis de esta droga se despertó la alerta del riesgo de consumo en Medellín. Aunque aún no se tienen indicios de casos por sobredosis por esta sustancia, sí se sabe que los delincuentes, debido a su efectividad, la están mezclando para hacer rendir otras drogas, aumentando su efecto y letalidad.
De acuerdo con los informes de las autoridades y de los expertos, este opioide, utilizado clínicamente como apoyo de las anestesias y medicamento para controlar dolores crónicos, se está mezclando en Colombia, principalmente, con la heroína, con el 2CB (tusi) o con otras pastillas sintéticas debido a que puede potenciar su efecto, en un periodo más corto, generando así mayor adicción.
Guillermo Castaño Pérez, director del Centro de Transferencia en Tecnología para la prevención del Consumo de Drogas, explicó que “ese fentanilo en ampollas generalmente lo convierten en polvo, metiéndolo al baño María en un microondas. Eso lo usan los microtraficantes para adicionarlo a otras drogas”.
Todo esto porque el fentanilo tiene una potencia en su efecto mucho mayor que la heroína, aunque su duración en el cuerpo es más corta, lo que hace que bien sea puro o mezclado, se requiera consumir más o en mayores cantidades para sostener su efecto, situación que en Estados Unidos ha llevado a que se aumenten los casos de sobredosis en los últimos años.
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Incautaciones
La incautación de las 300 ampolletas el pasado 27 de julio es considerada como la más grande que hay en el país en los últimos años y de acuerdo con la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional y la Fiscalía, estas incautaciones no son recurrentes, ya que muchas veces se utilizan pequeñas dosis extraídas de los hospitales para comercializarlas en el mercado negro.
EL COLOMBIANO consultó a la Policía Metropolitana sobre si detrás de esta gran incautación, avaluada en unos 150 millones de pesos, había otras, y hasta el momento señalaron que es la única en la ciudad.
Por su parte, la Fiscalía señaló que únicamente ha encontrado dos dosis de fentanilo en un procedimiento realizado por el CTI en febrero de este año en Bello, donde también se hallaron otras sustancias.
En todo el país, de acuerdo con el director de Antinarcóticos de la Policía, general Nicolás Zapata, se han incautado durante este año cerca de 800 ampolletas que se estarían comercializando en el mercado negro. El anterior cargamento de grandes proporciones de fentanilo se registro en mayo en la localidad de Kennedy, en Bogotá.
Aseguró que todas estas unidades las importaron, ya que en Colombia no se tiene conocimiento de producción de esta droga. “En Colombia no hay producción, lo que hay es desviación”, aseguró.
De hecho, desde la Policía Nacional tienen indicios de que esta sustancia, en grandes cantidades, llegaría a Colombia por medio del Cartel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación para ser entregada a estructuras delincuenciales ubicadas en Medellín y Cali. La hipótesis se reforzaría con la captura de dos presuntos integrantes de la organización mexicana en la capital del país en marzo de este año.
Un informe de la DEA, de septiembre del año pasado, indicó que “los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG) elaboran fentanilo y lo agregan a las pastillas falsas, las cuales se fabrican de forma que parezcan OxyContin, Xanax, Adderall y otros productos farmacéuticos”.
Esta versión es soportada por el director de Antinarcóticos, quien aseguró que el fentanilo es escondido en otras sustancias para que se pueda generar una mayor adicción al consumidor. La afirmación la hizo en medio de la antesala del primer congreso internacional sobre fentanilo y drogas sintéticas, que se hará en Medellín entre el 14 y 15 de septiembre.
Comercio restringido
Para la consecución de esta sustancia, los delincuentes aprovechan países donde la venta no tenga tantas restricciones y ya con las redes del narcotráfico instaladas aprovechan para ingresarla o sacarla del país, según las necesidades.
“Pues generalmente los países subdesarrollados son los que menos controles tienen. Pongamos los ojos en el África y el Sudeste asiático. Además, en China se produce mucho de esta sustancia y a partir de ahí van llegando a los mercados ilegales”, explicó el director Castaño Pérez, quien también es docente de la Universidad CES.
Esto se hace porque, según el mayor Andrés Marín, jefe del laboratorio de Antinarcóticos de la Policía, esta sustancia es regulada en Colombia por el Fondo Nacional de Estupefacientes y su comercialización se hace bajo restricciones médicas. No obstante, reconoció que se pueden presentar ciertas irregularidades en quienes se encargan de su venta en el área de la salud.
“Con el Laboratorio de Química e Investigación Antidrogas se ha podido identificar en diferentes tipos de sustancias. Tenemos unas con presencia de una mezcla de fentanilo con heroína y otros casos que definitivamente muestran que en el mercado ilegal se está comercializando este tipo de productos”, expresó el mayor Marín.
Las mismas restricciones que se tienen desde este fondo para la comercialización y la necesidad de importarla si se requiere vender de manera irregular, hacen que su costo sea, por ampolleta, entre $300.000 y $500.000, por lo que los delincuentes prefieren usarla de otro modo, contrario a lo que ocurre en Estados Unidos, donde se tiene conocimiento de que sí se utiliza sin mezclarla.
En otras partes del mundo, los jíbaros la ofrecen como Dance Fever, He-Man, Apache, Murder 8 y Friend y la pueden vender en todas sus presentaciones para ser consumida mediante cápsulas, polvo o inyectada, siendo esta última modalidad la más riesgosa.
El colectivo Échele Cabeza, en su portal web, manifestó que “el mercado no regulado, al estar fuera de verificación por entes de control, deja en manos de las bandas criminales no solo la presentación que puede variar, sino también, las cantidades que agregan a cada muestra, que no siempre son las mismas, aspecto que pueden ser letales para la persona que lo consuma”.
Sin casos reportados
Por la misma modalidad en la que se consume el fentanilo en Colombia, en Medellín no se tiene registro de personas intoxicadas por el consumo de este opiáceo.
Desde la Secretaría de Salud de Medellín indicaron que hasta el momento no se ha reportado ningún caso de atención de pacientes con síntomas de consumo de fentanilo. Además, revisando los registros de 2019 a 2023, en Medellín no se registran muertes causadas por opioides (grupo al que pertenece el fentanilo).
Los datos entregados por esta secretaría son soportados por los reportes de fundaciones encargadas de la rehabilitación de personas adictas a las drogas. Se consultaron a tres de ellas y aseguraron que en ninguna se están rehabilitando personas por adicción a esta sustancia.
De hecho, según Medicina Legal, se tienen confirmadas seis muertes por fentanilo entre 2013 y 2020, pero estas se encontrarían relacionadas al manejo hospitalario.
Ya en temas de consumo en las calles, solo se tiene conocimiento de seis casos, todos ocurridos en Cartagena, de personas que tuvieron que recibir atención médica por el consumo excesivo, de manera ilegal, de esta sustancia, informaron desde la Policía Antinarcóticos.
Estas cifras contrastan con las presentadas en Estados Unidos, donde entre 2021 y 2022 se registraron 109.000 muertes por el consumo de fentanilo, equivalentes a dos de cada tres muertes por consumo de opioides en este país del norte del continente, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), organismo que ya catalogó las muertes por este opioide como una epidemia.
Sin embargo, en Colombia podría presentarse un subregistro con base en que las atenciones en centros asistenciales sí se viene presentado con personas que consumen las drogas con las que se está mezclando.
“En Medellín sí ha habido, ha habido reporte de sobredosis de heroína, que también produce lo mismo, paros cardiorrespiratorios, pérdida de la conciencia, un poder adictivo muy alto. El problema es que en varios de estos casos se ha encontrado que las víctimas les ocurre esta sobredosis porque cambian de proveedor, que podría estar mezclando esta droga con el fentanilo”, explicó Castaño Pérez.
Su letalidad radica en que una pequeña dosis de esta droga, unos dos miligramos, puede provocar la muerte de una persona, por lo que la versión del experto no pareciera descabellada. Para establecer una dimensión, si esta cantidad se vuelve polvo, podría caber en la punta de un lápiz.
No hay penalización
Aunque el consumo de fentanilo, puro o reducido con otras drogas, está generando altas cifras de mortalidad, desde la Dirección de Antinarcóticos de la Policía mostraron su preocupación porque legalmente portar fentanilo no es un delito. “Se requiere la reforma en un futuro de las leyes, porque el fentanilo en este momento no está penalizado”, aseguró el general Zapata, agregando que una persona que porta o manipula esta sustancia queda libre porque no existe regulación.
Esta situación es de pleno conocimiento del presidente Gustavo Petro, quien hizo mención al tema en su cuenta de Twitter al momento de hablar del desplome de la venta de cocaína. “El mercado de la cocaína se desplomó en EEUU, reemplazado por uno peor: el del fentanilo que ya les mata 100.000 personas al año. La cocaína mataba 4.000 por sus mezclas venenosas producto del mercado clandestino”, manifestó.
Aunque por ahora en Medellín el fentanilo es una droga que apenas se está evidenciando, las autoridades nacionales e internacionales ya hablan de cooperación para controlar su consumo y que el drama que vive Estados Unidos no se traslade al país.
Por: Agencia