Con el cierre de urnas en Ecuador, arrancó el conteo oficial en Ecuador tras una jornada de votaciones marcada por el temor de los ciudadanos y un fuerte despliegue policial y militar, en unas elecciones presidenciales adelantadas en las que se elige en medio de la violencia al reemplazo de Guillermo Lasso.
Con un 21,54 % del escrutinio, la candidata del partido izquierdista Revolución Ciudadana, Luisa González, va a la cabeza con un 33,06 %, seguida del millonario Daniel Noboa, con 24,36%. Aún no se han pronunciado acerca del escrutinio oficial, reseñó AP.
El primero en reconocer la derrota fue Otto Sonnenholzner, que llevaba un 6,89 %, quien dijo que está dispuesto a aprender de los errores y fortalecer las virtudes. Ofreció seguir “siempre preocupados y aportando por que nuestro país encuentre un camino de paz y progreso para todos”.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint, dijo a la prensa por la tarde que el proceso se desarrolló con normalidad, sin ninguna incidencia de violencia, “lo cual celebramos”. Reconoció que hubo dificultades con el voto telemático especialmente de los ecuatorianos en Europa que fueron superadas.
Ecuador acudió a estos comicios después de que Lasso disolviera en mayo el Legislativo para evitar un juicio político, aunque se vio forzado a convocar a nuevas elecciones y recortar su propio mandato en cerca de dos años.
El comandante general de la Policía, Fausto Salinas, reportó entre los incidentes de la jornada electoral que una persona fue detenida por intento de falsificación del voto, y dos más por ataque y resistencia a la autoridad. También hubo 20 capturas a personas por porte ilegal de armas.
Unos 13,45 millones de votantes fueron convocados para elegir entre ocho candidatos presidenciales. Luisa González, de tendencia progresista de izquierda, arribó como la favorita en los sondeos de preferencias, seguida por el exvicepresidente Sonnenholzner, el abogado indígena Yaku Pérez y el economista con formación militar Jan Topic.
Ecuador atraviesa por un clima de violencia, extorsiones, secuestros y sicariatos en las calles propiciados por bandas criminales en disputa territorial por el tráfico y distribución de drogas, que han dejado más de 4.300 muertes violentas sólo en lo que va de 2023. Revertir este escenario será el principal desafío para el próximo mandatario.
En el contexto de creciente violencia, diez días antes de las elecciones, fue asesinado el candidato presidencial Fernando Villavicencio cuando salía de un mitin político en un colegio del norte de Quito, la capital. Fue reemplazado por el periodista Christian Zurita, cuya postulación se aprobó un día antes del cierre de campaña. En julio, también fue asesinado Agustín Intriago, alcalde de Manta, la tercera ciudad más grande de Ecuador, y pocos días atrás, un dirigente político de Esmeraldas.
Zurita, quien votó en un centro al norte quiteño, dijo que Ecuador atraviesa “momentos difíciles y oscuros” y prometió que de imponerse en las urnas luchará para “sacar adelante este país”. El candidato llevó un casco de protección y chaleco antibalas y fue cubierto con una colchoneta negra cuando sufragó en medio de la custodia militar.
El ministro del Interior Juan Zapata afirmó que a Zurita se le impuso una “seguridad reforzada”, luego que recibió la noche del sábado un mensaje de intimidación en las redes sociales enviado por un usuario identificado como Cartel Jalisco NG, que advirtió “Zurita tiembla”.
El arquitecto Renán Ponce dijo a The Associated Press que votó por Zurita en homenaje a Villavicencio y que espera que otros hayan hecho lo mismo, para “mandar un mensaje directo a los ladrones y criminales”.
“No es posible que hayan matado al único candidato que se enfrentó a los corruptos y a las mafias”, manifestó el votante.
La ama de casa María Linares dijo los ecuatorianos deben buscar “al más duro para enfrentar a los criminales, que nos tienen escondidos en nuestras casas todo el tiempo y con miedo permanente”.
Monserrath Pazmiño, corredora de bienes raíces y quien sufragó en la capital, se expresó decepcionada. Dijo que ningún candidato “reúne las condiciones que el país necesita; estamos agobiados por la inseguridad y no hay un plan claro que saque el país de esta inseguridad”.
Los candidatos presidenciales coincidieron al emitir sus sus votos que la situación del país es complicada y que se requiere en el timón a alguien que realmente pueda erradicar la ola de violencia que sacude a los ecuatorianos en los últimos años.
El temor multiplicado por los últimos episodios de violencia obligó a reforzar los operativos de control en la jornada. El gobierno informó de la movilización de más de 100.000 policías y militares que resguardarán los 4.390 recintos electorales habilitados, mientras se activaron tres puestos de mando y vigilancia, en un intento por dar calma a los ciudadanos y propiciar su asistencia a las urnas.
En muchos recintos, los votantes fueron revisados por los uniformados previo a su ingreso, mientras que las tradicionales ventas ambulantes, especialmente de comida y pequeños objetos, casi habían desaparecido de las calles o estaban alejados.
Los ecuatorianos deben elegir presidente, vicepresidente, 137 asambleístas y responder a una consulta popular para mantener o no el petróleo bajo tierra en una zona de amplia biodiversidad ubicada en la amazonia. Además, en Pichincha, cuya capital es Quito, hay otra consulta sobre si se permiten o no la minería de plata, oro y otros minerales en los bosques andinos alrededor de la capital.
Para ganar en una sola vuelta, un candidato deberá alcanzar el 40% de los votos válidos con una distancia de 10 puntos sobre su inmediato contendor. Una eventual segunda vuelta electoral se realizará el 15 de octubre y el nuevo gobernante se posesionará el 30 de noviembre.
La votación abrió a las 07.00 (1200 GMT) y cerrará a las 17.00 (2200 GMT). El sufragio es obligatorio para los ecuatorianos entre 18 y 64 años.
Por Agencia