La calma volvió a reinar este miércoles en Guinea Bisáu, un día después del intento de golpe de Estado contra el presidente Umaro Sissoco Embalo que sacudió a este pequeño e inestable país del oeste de África, comprobaron periodistas de la AFP.
La vida parecía reanudarse poco a poco en la capital, donde comenzaban a abrir comercios y bancos aunque sin apenas clientes. El tráfico también era más fluido que de costumbre y los transportes públicos circulaban casi vacíos.
El acceso al palacio del gobierno, edificio que se sitúa en la carretera del aeropuerto y que fue atacado el martes por hombres armados cuando se celebraba una reunión del ejecutivo presidida por el jefe de Estado, estaba protegido por soldados y se veían patrullas militares en la zona.
El presidente Embalo, un exgeneral que está en el poder desde 2020, sobrevivió el martes a un intento de golpe de Estado que dejó «muertos», según él.
Guinea Bisáu es un país inestable que ha vivido turbulencias de este tipo en su historia reciente. Esta intentona golpista es además la última de una serie de golpes registrados en esta región de África del oeste.
Embalo, de 49 años, dijo el martes a la prensa que había salido indemne y estaba sereno, después de haber permanecido durante varias horas bloqueado con sus ministros dentro del palacio, en medio de intensos tiroteos.
Guinea Bisáu, un pequeño país de unos dos millones de habitantes, fronterizo con Senegal y Guinea, ya ha vivido situaciones semejantes. Desde su independencia de Portugal en 1974, sufrió cuatro golpes, el último en 2012 y varias intentonas que fueron frustradas.
Desde 2014, las autoridades están comprometidas en reinstaurar el orden constitucional, pero a veces sin demasiado éxito.
El país sufre además una corrupción endémica y es una pieza fundamental en el tráfico de droga entre América Latina y Europa.
Por: Agencia