China es hoy la «gran amenaza» para los estándares globales de derechos humanos, según asegura Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), que en una entrevista con EFE avisa del riesgo que plantean en Latinoamérica las tendencias autoritarias de los líderes de México y Brasil, los dos grandes países de la región.
Roth dejará voluntariamente el próximo agosto HRW, una ONG que lideró durante casi 30 años y que bajo su dirección se convirtió en una de las principales entidades internacionales de defensa de los derechos humanos.
En un repaso a esas tres décadas, este exfiscal estadounidense ve progresos generalizados y rechaza la idea de que en los últimos años las democracias pierdan terreno frente a los regímenes autoritarios, a los que ve cada vez más preocupados y obligados a recurrir a medidas desesperadas para mantenerse en el poder.
«En un país tras otro, vemos a la gente salir a las calles para oponerse a los autócratas y defender la democracia», destaca, recordando casos recientes como los de Hong Kong, Tailandia, Birmania, Rusia, Cuba o Nicaragua.
Para Roth, el gran problema global para la defensa de los derechos humanos hoy se llama China, un país capaz de vender ante otros gobiernos un modelo alternativo basado en el éxito económico a expensas de los derechos de los ciudadanos.
«Si eres un autócrata en otro lugar del mundo, eso es música para tus oídos», explica, destacando el empeño que Pekín pone para mantener esa buena imagen exterior y acallar cualquier crítica sobre la situación de grupos como los uigures, los tibetanos o buena parte de la población rural del país, mientras continúa la represión de la oposición o los «crímenes contra la humanidad» que se cometen contra los musulmanes de Xinjiang.
Las atrocidades de Putin
Por el contrario, Roth no ve a Rusia como una «amenaza global» para los derechos humanos al carecer de «poder blando», es decir, un modelo que resulte atractivo para otros, pero sí destaca su atroz comportamiento en Ucrania.
«(Vladímir) Putin está haciendo trizas las Convenciones de Ginebra, procediendo como si no hubiese ningún límite en la guerra y usando los ataques a civiles como un método de guerra más, algo que la mayor parte del mundo abandonó hace tiempo», señala.
Roth subraya en todo caso la contundente respuesta internacional que se da al Kremlin y considera que, pese a tener sus propias manchas en materia de derechos humanos, países como Estados Unidos hacen lo correcto al denunciar lo que sucede.
«No acepto que tengas que ser completamente puro para oponerte a las atrocidades de otro. (…) Lo que Putin está haciendo en Ucrania es absolutamente escandaloso y todo el mundo debe denunciarlo», argumenta.
Para el jefe de HRW, que es crítico con la invasión de Irak o con la alianza de Washington con regímenes como los de Arabia Saudí o Egipto, EEUU al menos «nunca ha adoptado una estrategia de crímenes de guerra como forma principal de luchar una guerra».
Hipocresía europea
El conflicto ucraniano, mientras, sirve para mostrar la «enorme hipocresía» europea en materia de refugiados y migrantes, según destaca.
«La disposición de Europa a acoger a millones de refugiados ucranianos muestra que las cifras nunca fueron el problema. El problema era quién venía», opina Roth.
«Los Gobiernos europeos han estado muy contentos de recibir a cristianos blancos y han cerrado la puerta a refugiados sirios, afganos o de varios países africanos. Todo esto tiene que ver con la religión y raza», insiste.
Evolución y riesgos en Latinoamérica
En Latinoamérica, Roth destaca por encima de todo la «enorme evolución» que ve desde que empezó su carrera en derechos humanos, cuando en la región dominaban dictaduras militares que en su mayoría son hoy democracias.
«Pero incluso en las democracias puede haber retrocesos en derechos. (Jair) Bolsonaro es un ejemplo perfecto de eso. Si se saliera con la suya seguiría los pasos de (Donald) Trump e intentaría minar el proceso electoral por miedo a perder», señala sobre el presidente brasileño.
Roth también es crítico con el México de Andrés Manuel López Obrador, a quien acusa de tener «muy poco respeto por los controles y equilibrios sobre el poder ejecutivo».
A su juicio, de la mano de estos líderes, los dos mayores países de la región están «avanzando por la senda equivocada», pero hasta ahora resisten gracias a sus instituciones democráticas.
«Tanto Bolsonaro como AMLO son frenados por sólidas instituciones democráticas independientes. Sigue habiendo una prensa libre, hay una Justicia independiente, hay un Congreso. Así que no pueden hacer lo que quieren, pero les gustaría», explica.
El responsable de HRW llama además la atención sobre la situación en El Salvador por los «verdaderos ataques contra instituciones democráticas básicas» del presidente, Nayib Bukele, y por las miles de detenciones «arbitrarias» que su Gobierno está llevando a cabo bajo el pretexto de combatir la violencia.
Roth agrupa en un mismo saco a Venezuela, Cuba y Nicaragua, países donde cree que los gobernantes perdieron todo apoyo popular y ejercen el poder «con el cañón de la pistola».
«Creo que los derechos humanos y la democracia están muy necesitados de una fuerte defensa en la región. No es algo que podamos dar por hecho y (además) puede ser atacado desde la izquierda o la derecha. Pero a la vez, Latinoamérica está mucho mejor que cuando yo empecé», concluye.
Por: Agencias / Foto: Cortesía