Kamala Harris, la primera mujer, la primera afroestadounidense y la primera persona de origen asiático en ser vicepresidenta de Estados Unidos, sigue a la sombra de Joe Biden, que anunció este martes su candidatura a la reelección.
La demócrata de 58 años ha podido verificar la lapidaria descripción del cargo, quizás el más ingrato del gobierno estadounidense, realizada por el primero en ocuparlo.
«Soy vicepresidente. Es decir que no soy nada, pero que puedo serlo todo», destacó John Adams, como vicepresidente de George Washington. Más tarde sería presidente de 1797 a 1801, detalla AFP.
Si Biden fuera reelegido, Harris lo sucedería en caso de muerte o incapacidad, tal como prevé la Constitución.
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El último chequeo médico del presidente de 80 años en febrero de 2023 afirmó que estaba sano, pero nunca antes la Casa Blanca ha tenido un inquilino tan anciano.
Kamala Harris ya ejerció el poder presidencial durante exactamente una hora y 25 minutos en noviembre de 2021, cuando Joe Biden se sometió a una colonoscopia bajo anestesia general.
La figura del vicepresidente suele interesar poco a la opinión pública, con algunas excepciones, como Dick Cheney, muy influyente con George Bush.
Pero la trayectoria personal y política de Harris le ha valido más atención y, según sus simpatizantes, más críticas que otros.
Hija de padre jamaicano y madre india, fue la primera mujer y persona negra en convertirse en fiscal general de California, y más tarde en la primera senadora con raíces del sur de Asia.
Durante su carrera como magistrada se ganó la fama de dura. Algunos progresistas le reprochan que haya castigado duramente delitos menores que afectaban principalmente a las minorías.
Visibilidad
Joe Biden y su vicepresidenta no son tan cómplices como eran el actual presidente con Barack Obama.
Pero la Casa Blanca parece decidida a darle más visibilidad para hacer olvidar el eclipse de sus dos primeros años, por los que fue bastante criticada.
Harris, por ejemplo, llevó a cabo recientemente una gira por África que se consideró un éxito diplomático, a diferencia de algunas de sus otras incursiones en la escena internacional, sobre todo con el tema candente de la inmigración desde América Latina.
También hizo un viaje relámpago en apoyo a los congresistas afroestadounidenses de Tennessee, temporalmente excluidos del parlamento local por haber participado en una manifestación a favor de un mayor control de armas.
Harris desempeña además un papel importante en otro tema potencialmente polémico: el derecho al aborto, que defiende enérgicamente.
Sus declaraciones públicas sobre el aborto recuerdan una de sus intervenciones durante un debate de las primarias, cuando invocó su historia personal para atacar las posiciones pasadas de Joe Biden sobre la eliminación de la segregación racial en la década de 1970.
Su campaña se quedó sin fuelle y tiró la toalla incluso antes de la primera votación.
Pero Biden la invitó a ser su compañera de fórmula.
Y para esta nueva campaña, el presidente octogenario sabe que la necesita para dirigirse al electorado femenino y a las minorías.
La vicepresidenta está orgullosa de la familia recompuesta y mestiza que forma con su marido, el abogado Douglas Emhoff.
Él también es un pionero: el primer segundo caballero («Second Gentleman») de Estados Unidos, y el primer cónyuge de confesión judía.
Por: Agencias / Foto: Cortesía