Jerusalén celebra las liturgias del Jueves Santo, que rememoran las últimas horas de Jesús, esta vez sin restricciones por el coronavirus y con peregrinos extranjeros que pueden acompañar de nuevo a la comunidad católica de Tierra Santa en ceremonias emblemáticas como el Lavado de los Pies.
La jornada empezó a primera hora con una misa matutina en el Santo Sepulcro, el lugar más sagrado del cristianismo, donde la tradición marca la crucifixión de Jesucristo y su posterior resurrección.
Ante la presencia de fieles de distintas partes del mundo -que los dos últimos años no pudieron estar por las medidas de la pandemia- se hizo el Lavatorio de los Pies, que recrea el de Jesús a sus doce discípulos como gesto de humildad e igualdad, uno de los actos más característicos de los ritos de Semana Santa.
En esta Semana Santa pospandémica, donde las restricciones, los límites de asistencia o las preocupaciones por el contagio ya no marcan tanto los ritos, se observa otra vez la presencia de grupos de turistas y peregrinos por las calles y templos de la Ciudad Vieja, en la parte oriental de Jerusalén ocupada por Israel, aunque su asistencia no es tan masiva como en años previos a la crisis de la COVID-19.
Tras la misa matutina, por la tarde se realizó el tradicional peregrinaje al Cenáculo, donde la tradición sitúa la Última Cena y se recuerdan las instituciones del sacerdocio y la eucaristía. Ahí, en una ceremonia se recrea nuevamente el Lavado de los Pies, según detalla EFE.
Las liturgias de hoy continúan con una misa en la Basílica de la Agonía, en el huerto de Getsemaní, donde la tradición indica que Jesús se retiró a orar y meditar antes de ser entregado por Judas. Este evento marca la Hora Santa y la vigilia de la crucifixión de Jesús.
Por: Agencias / Foto: Cortesía