Ryoyu Kobayashi (27 años), leyenda viva de los saltos de esquí, ha conseguido un nuevo hito en su impresionante trayectoria. Después de conseguir su tercer título del Cuatro Trampolines este invierno, el japonés cambió el chip para, más allá de seguir sumando victorias en Copa del Mundo, preparar un desafío sin precedentes en la historia de este deporte. Después de muchos meses de trabajo en el Centro de Alto Rendimiento de Red Bull en Austria, y en un túnel del viento en Suecia, Ryoyu ha alcanzado una nueva dimensión.
Todo estaba dispuesto para la ocasión en Islandia, donde el nipón afrontó el desafío de convertirse en el saltador que más lejos ha volado en toda la historia. Plataforma esculpida por su equipo durante más de dos meses sobre nieve en el terreno natural de Hlidarfjall Akureyri, con 1.115 metros de altura en la salida, desde donde se lanzó hacia la gloria.
Alcanzando una velocidad máxima de 107 kilómetros por hora alzó el vuelo. Ocho segundos más tarde hizo historia.
Kobayashi aterrizó en los 291 metros, una distancia nunca antes vista en los saltos de esquí.
⛷️🏻 Ryoyu Kobayashi logra el récord del mundo de salto de esquí alcanzando 2⃣9⃣1⃣ metros.pic.twitter.com/adbKIz4vKb
— EFE Deportes (@EFEdeportes) April 25, 2024
“Mi motivación también vino de pensar en todas las personas implicadas en este proyecto: lo hice por todos. Arriesgué todo para llegar lo más lejos posible en este entorno increíble”, señaló el nipón, tras escribir un nuevo capítulo de su leyenda.
Sin embargo, a pesar de la heroicidad, cabe señalar que el récord no es oficial.
La FIS (Federación Internacional) no lo reconoce al tratarse de un evento fuera de competición (organizado por Red Bull, patrocinador oficial de Ryoyu), por lo que el auténtico récord del mundo sigue en poder del austriaco Stefan Kraft, que voló hasta los 253,5 metros en 2017 en la prueba de Copa del Mundo celebrada en Vikersund (Noruega).
Por. Agencia