sábado, mayo 18

Hija del líder de una de las iglesias cristianas más grandes del mundo relata los abusos sexuales por su padre

Fallecido líder de una megaiglesia, TB Joshua, acusado de cometer delitos sexuales a gran escala, encerró a su propia hija y la torturó durante años antes de dejarla sin hogar en las calles de Lagos, Nigeria. Y cómo ella acabó enfrentándose a él y destapando los abusos dentro de la iglesia.

“Mi padre tenía miedo, un miedo constante. Tenía mucho miedo de que alguien hablara”, dice Ajoke, una de las hijas del pastor y la primera denunciante que contactó a la BBC sobre los abusos que presenció en la iglesia de su padre, la Iglesia Sinagoga de Todas las Naciones (Scoan), reseñó BBC Mundo

TB Joshua (Temitope Balogun Joshua), que murió en 2021 a los 57 años, está acusado de abusos y torturas generalizados durante casi 20 años.

Ajoke, que ahora tiene 27 años, vive escondida y no usa su apellido “Joshua”; la BBC decidió no publicar su nuevo nombre.

Poco se sabe sobre la madre biológica de Ajoke, que se creía que era una de las feligresas de TB Joshua.

Ajoke dice que fue criada por Evelyn, la viuda de Joshua, desde que tiene uso de razón.

Hasta los 7 años, cuenta que tuvo una infancia muy feliz, yendo de vacaciones con la familia Joshua a lugares como Dubái.

Pero un día todo cambió.

La suspendieron de la escuela por una falta menor y un periodista local escribió un artículo refiriéndose a ella como la hija ilegítima de TB Joshua.

La sacaron de la escuela y la llevaron al complejo Scoan en Lagos.

“Me obligaron a trasladarme a la habitación de los discípulos. No me ofrecí como voluntaria para ser discípula. Me obligaron a unirme”, subraya.

Los discípulos eran un grupo de élite de seguidores dedicados que servían a TB Joshua y vivían con él dentro de la estructura laberíntica de la iglesia.

Provenían de todas partes del mundo y muchos permanecían en el complejo durante décadas.

Vivían bajo un estricto conjunto de reglas: se les prohibía dormir más de unas pocas horas seguidas, usar sus propios teléfonos o tener acceso a sus correos electrónicos personales y se les obligaba a llamar «papá» a TB Joshua.

«Los discípulos tenían lavado el cerebro y hacían lo que les pedían. Todos obedecían las órdenes, como zombis. Nadie cuestionaba nada», dice.

Ajoke, que era sólo una niña, no seguía las reglas como los otros discípulos: se negaba a ponerse de pie cuando el pastor entraba en la habitación y se rebeló contra las severas órdenes de dormir.

Los abusos comenzaron poco después.

Recuerda que poco después de llegar, la golpearon por orinarse en la cama y luego la obligaron a caminar por el complejo con un cartel alrededor del cuello que decía: «Me orino en la cama».

«El mensaje sobre Ajoke era que tenía terribles espíritus malignos que debían ser expulsados», dice una ex discípula.

«Hubo un momento en las reuniones de discípulos en que él [Joshua] dijo que la gente podía golpearla. Cualquiera en el dormitorio para mujeres podía golpearla y recuerdo haber visto a la gente abofeteándola cuando pasaban», dice.

Desde el momento en que Ajoke se mudó a la iglesia en el barrio Ikotun de Lagos, fue tratada como una paria.

«Fue etiquetada como la oveja negra de la familia», dice Rae, de Reino Unido, quien pasó 12 años viviendo en la iglesia como discípula. Como la mayoría de los antiguos discípulos entrevistados por la BBC, ella optó por utilizar únicamente su nombre de pila.

Rae recuerda una ocasión en la que Ajoke durmió demasiado y Joshua le gritó que se levantara.​

Otro discípulo la llevó a la ducha y «la azotó con un cable eléctrico y luego abrió el grifo del agua caliente», cuenta.

Al recordar el incidente, Ajoke dice: «Grité a todo pulmón y dejaron correr el agua sobre mi cabeza durante mucho tiempo».

Ese abuso fue interminable, dice.

«Estamos hablando de años y años de abuso. Abuso constante. Mi existencia como hija de otra madre socavaba todo lo que él [TB Joshua] decía defender«.

Por Agencia