viernes, noviembre 8

Edgardo Chaviel, un hijo de Baralt que persigue el sueño de Grandes Ligas

Tiene solo 17 años, pero ya desde los 11 sabía que debía encausar su vida en el deporte. Hoy transita una etapa que espera sea de mayores logros personales.

Se trata de Edgardo José Chaviel Cardozo, quien hace un par de meses fue captado oficialmente por la organización de Los Mellizos de Minnesota que observaron su talento desde el montículo.

Edgardo José tuvo el primer acercamiento con el béisbol a los 8 años en el equipo Los Traviesos de San Timoteo, población de donde es originario el lanzador.

Sus padres lo inscribieron para que desarrollara una actividad física, y una distracción a la par de su formación académica.
Edgardo señala en entrevista exclusiva con Foco Informativo que le gustan todos los deportes pero le apasiona el béisbol y el básquetbol, sin embargo, ya su camino está delineado luego de ser firmado oficialmente el pasado mes de enero.

Desde muy pequeño se hizo una rutina de mucho esfuerzo y constancia que partió de la mano del entrenador Nerio León, en Los Traviesos y, luego cuando tenía 11 años, lo recibe el entrenador dominicano Eduardo de La Cruz, quien dirige la academia Soberanos.

Su padre Edgardo Chaviel señala que es una dedicación que amerita estar centrado en lo que se quiere:

“Es levantarse temprano a las 6 de la mañana, hacer sus entrenamientos, seguir una dieta estricta para cuidar el estado físico y que también requiere de un trabajo mental para no descuidar muchos los elementos esenciales de su trabajo”.

Forjar una carrera

En el año 2019, de La Cruz viendo que contaba con un diamante que requería ser pulido, lo lleva hasta la Academia de Béisbol de Robert Pérez, ubicada en Barquisimeto y durante nueve meses recibe asesoría de coachs de pitcheo.

En su estancia por tierras larenses participó en varios tryouts para que los cazatalentos de los equipos de las mayores observaran sus capacidades.

En su primer tryout, a los 12 años, el representante de Minnesota le vio sus condiciones como pelotero y siempre estuvo pendiente de su desarrollo, esperando el momento oportuno para firmarlo, y cuando hubo la oportunidad por condiciones de edad, le entregaron su contrato.

Cuando se concretó la firma, el 15 de enero, Edgardo Chaviel lanzaba la recta a 88 millas por hora, ya aumentó la velocidad hasta las míticas 90 millas, pero aclara que el lanzamiento que más domina es la curva y la deja en el home a 74 millas.

Carolina del Valle Cardozo, la madre del pelotero, expresa que tuvo que mudarse a la capital larense porque era necesario estar con él y ante todo refiere su agradecimiento a Dios por darle entendimiento para aceptar que este era el camino que debía seguir junto a su hijo.

Recuerda Cardozo que varios equipos estuvieron interesados en hacerse con los servicios de Edgardo entre los que señala Piratas de Pittsburgh, Phillies de Philadelphia y los Rangers de Texas.

Y asegura que lo seguirá apoyando, porque confía que está en los pasos correctos.

Difícil, bonita y bendecida carrera

Al hablar con Edgardo Chaviel este califica la experiencia acumulada hasta ahora como beisbolista como “difícil, bonita y bendecida carrera”.

De sus inicios recuerda que como era gordito sufrió bullying, pero eso lo dejó atrás para luchar por su objetivo.

El lanzador mide 1.86 centímetros y pesa 94 kilos aproximadamente, que le hicieron ganar el alias de “Sabathia” por el ahora legendario zurdo de los Yankees de Nueva York.

Con respecto a las indicaciones de Mellizos es que cuide su físico mientras esté en Venezuela, cuando llegue el momento de viajar a República Dominicana donde recibirá la atención integral de la organización.

San Timoteo lo admira

Edgardo José es admirado en San Timoteo, parroquia del municipio Baralt, por haber alcanzado este punto en su carrera deportiva que apenas comienza en el ámbito profesional.

En el Zulia también fue firmado por el equipo Águilas del Zulia.

Los vecinos y amigos sienten la misma alegría que tiene la organización de grandes ligas por contar con su talento.

Por: Edgar Bolívar / Fotos: Cortesía