El Consejo Constitucional francés se pronuncia este viernes sobre la validez de la impopular reforma de las pensiones del presidente liberal Emmanuel Macron, un esperado dictamen que marcará el futuro de un conflicto social tras meses de protestas masivas.
A las 18H00 (16H00 GMT), esta institución garante de la Constitución debe comunicar además si da el visto bueno a un pedido de referendo de la oposición para limitar la edad de jubilación a la actual de 62 años, que Macron quiere retrasar a 64 para 2030.
La líder del sindicato CGT, Sophie Binnet, urgió este viernes al Constitucional a «censurar total o parcialmente» una ley que considera que saldrá «dañada» de este examen, y llamó al mandatario francés a «aprender la lección» y a retirarla.
Símbolo de la tensión reinante, las fuerzas de seguridad levantaron barreras antidisturbios ante la sede del Consejo, situada cerca del Museo del Louvre y donde se prohibieron las manifestaciones. Los nueve miembros de la institución también están custodiados.
Su decisión no es fácil. Validar el retraso de la edad de jubilación y la exigencia de cotizar 43 años, y no 42, a partir de 2027 para cobrar una pensión completa podría, para sus detractores, alimentar la «crisis democrática» que vive Francia.
En Hanches, a unos 60 kilómetros al suroeste de París, manifestantes interrumpieron en varias ocasiones la visita de la primera ministra Élisabeth
Borne a un supermercado, para tratar el tema de la inflación, al grito «no queremos la jubilación a 64 años».
«El país no pasará página» de una reforma «injusta», si es validada, advirtió la diputada izquierdista Mathilde Panot en la cadena LCI. Esto «no cierra el debate», como pretende el gobierno, apuntó el legislador ultraderechista Sébastien Chenu.
Pese al rechazo de los sindicatos y de una mayoría de franceses, según los sondeos, Macron decidió el 16 de marzo adoptar por decreto su reforma, ante el temor de perder la votación en el Parlamento donde carece de mayoría absoluta desde junio.
Pero anular una ley que, según el gobierno busca evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones, sería un revés para el presidente liberal, que se juega en este pulso poder aplicar su programa reformista durante su segundo mandato hasta 2027.
RIP
Los observadores consideran que la opción más probable es que el Constitucional anule disposiciones secundarias de la reforma, sin tocar las medidas claves de la ley, lo que permitiría al gobierno salir airoso de este examen crucial.
Esta censura parcial «iría en la línea de siempre» del Consejo: «No bloquear las grandes reformas sociales o de sociedad», explicó a la AFP Lauréline Fontaine, profesora de Derecho Constitucional.
Los nueve «sabios» de la institución son escogidos por los presidentes de Francia y de las dos cámaras del Parlamento y su composición actual es favorable a Macron. Entre ellos hay dos ex primeros ministros, el socialista Laurent Fabius y el derechista Alain Juppé.
En un clima de fuerte tensión y con una extrema derecha al alza en los sondeos, el Consejo podría adoptar una solución salomónica y validar el pedido de Referendo de Iniciativa Compartida (RIP, por sus siglas en francés), que podría reconducir la contestación a una nueva forma de acción.
Si consigue el visto bueno, sus promotores deberán a continuación recabar en nueve meses 4,8 millones de firmas, correspondientes al 10 por ciento del censo electoral, para que la propuesta siga adelante, aunque la convocatoria de un referendo no es automática.
El presidente francés debería convocarlo únicamente si, en un plazo de seis meses tras terminar la campaña de recogida de firmas, el Parlamento no ha decidido retomar la mano de esta propuesta y someterla a la votación de ambas cámaras.
Nuevos bloqueos
Esta última opción podría caldear aún más el ambiente, máxime cuando el referendo aparece como el último recurso para paralizar la reforma. La oposición de izquierda presentó incluso una segunda demanda de RIP en caso de que el Consejo tumbe su primer pedido.
Desde el 7 de marzo, cuando se manifestaron entre 1,2 y 3,5 millones de personas, según las autoridades y la CGT, respectivamente, las marchas son menos numerosas. El jueves, fueron entre 380 mil y 1,5 millones de personas, según sendas fuentes.
Pero la intensidad se mantiene. Este viernes, hubo de nuevo bloqueos como en los accesos a Ruan (noroeste) y en una plataforma de alimentos en Estrasburgo (noreste), y, según una nota de los servicios de inteligencia, se esperan 131 acciones en la noche tras la decisión del Consejo.
Por: Agencias / Foto: Cortesía