El tiempo en la Luna es distinto que en la Tierra y, ante la idea de volver a realizar exploraciones humanas en nuestro satélite natural, la Agencia Espacial Europea ha considerado la posibilidad de que tenga su propio huso horario. Que exista una hora lunar reconocida internacionalmente, facilitará el éxito de los proyectos que se lleven a cabo ahí, como el programa Artemis de la Nasa, que pretende hacer su primer viaje tripulado a mediados de esta década.
Por ejemplo, una zona horaria sería crucial para utilizar satélites o una LunaNet que cubra los servicios de navegación y comunicación en nuestro orbitador. En concreto, sobre la LunaNet, ha hablado Javier Ventura-Traveset, gerente de Actividades Relacionadas con la Navegación de la ESA, que define como «un marco de estándares, protocolos y requisitos de interfaz mutuamente acordados que permiten que futuras misiones lunares trabajen juntas».
Hasta ahora, la ESA explica en un comunicado que cada nueva misión a la Luna ha usado su propia escala de tiempo exportada desde la tierra, con antenas de espacio profundo empleadas para mantener los cronómetros a bordo sincronizados. No obstante, las exploraciones lunares van a ser muchas más en unos años y aseguran que esta forma de trabajar no iba a poder sostenerse con el tiempo, detalla 20 Minutos.
Hasta ahora, la ESA explica en un comunicado que cada nueva misión a la Luna ha usado su propia escala de tiempo exportada desde la tierra, con antenas de espacio profundo empleadas para mantener los cronómetros a bordo sincronizados. No obstante, las exploraciones lunares van a ser muchas más en unos años y aseguran que esta forma de trabajar no iba a poder sostenerse con el tiempo.
«Durante esta reunión en ESTEC, acordamos la importancia y la urgencia de definir un tiempo de referencia lunar común, que sea aceptado internacionalmente y al que puedan referirse todos los sistemas y usuarios lunares –ha señalado Pietro Giordano, ingeniero de sistemas de navegación de la ESA-. Ahora se está lanzando un esfuerzo internacional conjunto para lograr esto».
Actualmente, se está pensando en el desarrollo de bases lunares para que los astronautas que viajen al satélite puedan sobrevivir a estancias más duraderas de las que se habían hecho hasta ahora. Una vez esto se construyan, las misiones tripuladas de Artemis comenzarán y, mientras tanto, los lanzamientos de este programa envían CubeSats lunares que proporcionan datos a la Tierra con lo que los investigadores de varias partes del mundo deben trabajar.
Un huso horario lunar permitiría que los científicos no tuviesen que hacer cálculos para determinar una ubicación y pudiesen «concentrarse en sus tareas principales», comenta Wael-El Daly, ingeniero de sistemas de Moonlight, la iniciativa de la ESA que anima a las empresas espaciales europeas a poner una constelación de satélites de telecomunicaciones y navegación alrededor de la Luna.
¿Qué se valorará para determinar la zona horaria lunar?
En la Tierra, Jörg Hahn, ingeniero jefe de Galileo de la ESA, especifica que «la interoperabilidad de los marcos de referencia geodésicos y de tiempo» ha servido para la navegación satelital. Por ejemplo, esto se puede apreciar en los smartphones actuales, que hacen uso del sistema global de navegación por satélite (GNSS son sus siglas en inglés) y, así, pueden calcular la posición en la que se encuentran con un margen de un metro de error.
Este método que en nuestro planeta ha funcionado tan bien es el que la ESA propone replicar en los futuros sistemas lunares técnicos. Sin embargo, la Luna presenta características concretas que la agencia europea cataloga como «desafíos únicos» que la diferencian de la Tierra.
Los efectos de la velocidad y la gravedad en la Luna son distintos que aquí, por lo que el tiempo transcurre de otra manera. Para un sistema de navegación que funciones de forma similar al conocido, deberán hacerse cálculos precisos que tengan en cuenta esos cambios.
La razón por la que es tan importante que el cronometraje sea riguroso es que los receptores de navegación por satélite determinan las ubicaciones, convirtiendo el tiempo que tardan las señales satélites en llegar en distancias, multiplicando el tiempo por la velocidad de la luz.
Los planteamientos que surgen tras la decisión de diseñar una cronología lunar son si solo una entidad debería ser la responsable de establecer y mantener la hora lunar, o si el tiempo lunar deberá sincronizarse con la Tierra o funcionar de forma independiente.
Una vez estas cuestiones se resuelvan, existirán otros problemas como, por ejemplo, que los relojes que actualmente se fabrican funcionan más rápido en la Luna que en la Tierra. Aunque este inconveniente depende de la posición en el satélite, se estima que hay un margen de unos 56 microsegundos o millonésimas de segundo por día.
Bernhard Hufenbach, miembro de la Dirección de Exploración Humana y Robótica del Equipo de Gestión de Moonight de la ESA, recuerda que el sistema de tiempo que se aplique finalmente deberá «ser práctico para los astronautas». «Será todo un desafío en una superficie planetaria donde en la región ecuatorial, cada día dura 29,5 días, incluidas las gélidas noches lunares de quince días, con toda la Tierra como un pequeño círculo azul en el cielo oscuro –considera Hufenbach-. Pero habiendo establecido un sistema de tiempo de trabajo para la Luna, podemos hacer lo mismo para otros destinos planetarios».