viernes, noviembre 22

Entre ira y lealtad, Hezbolá rinde homenaje al jefe de su unidad de élite

Con semblante serio y vestidas de negro, miles de personas asistieron este domingo, en la periferia sur de Beirut, al funeral del «gran comandante» de Hezbolá Ibrahim Aqil, reafirmando su lealtad al movimiento islamista libanés y a su jefe, Hasan Nasralá.

Ibrahim Aqil, de 61 años, dirigía la fuerza de élite Al Radwan de Hezbolá. El viernes, junto a otros quince responsables de esta unidad, fue abatido por un bombardeo israelí en un suburbio del sur de Beirut, según la poderosa formación proiraní.

Este domingo se organizó un grandioso funeral y su ataúd, cubierto de coronas de flores, junto al de otro combatiente, presidía en un escenario decorado con fotos del difunto y con las banderas amarillas del partido.

«Participo en este entierro para decir que todos estamos con Hasan Nasralá, él nos enorgullece y dignifica», afirmó a AFP Amira Makki, una mujer de unos 60 años que vestía abaya negra y velo.

«Estamos dispuestos a sacrificar a nuestros hijos y a nuestros nietos por él», agregó. En la mano, llevaba fotos de su hermano y de su cuñado, a quienes las fuerzas israelíes mataron en los últimos meses.

Unos metros más allá, se encontraba Fatima, que perdió a dos de sus tíos en los intercambios de disparos casi diarios entre Hezbolá y el ejército israelí desde que en octubre de 2023 estalló la guerra en la Franja de Gaza, a raíz del ataque del movimiento islamista palestino Hamás en el sur de Israel.

«Es nuestro deber estar aquí: cada mártir nos protege […], sin su sacrificio no estaríamos aquí», afirmó esta mujer, de 26 años, graduada en ciencias de laboratorio.

«A los jóvenes los matan pero la marcha continúa», agregó, con tono decidido.

En la carretera que conducía a la ceremonia, en el barrio de Bir al Abed, una inmensa pancarta rezaba: «No abandonaremos a Palestina». Hezbolá, aliado de Hamás, afirma que solo cesará sus hostilidades contra Israel cuando se instaure un alto el fuego en Gaza.

 «Gran comandante»

Miles de simpatizantes de Hezbolá acudieron al acto, entonando cánticos funerarios.

Al lado de combatientes con atuendo militar y boinas rojas, marchaban hombres y mujeres vestidos de civil para escuchar a Naim Qasem, número dos del movimiento.

En un enardecido discurso de tintes belicistas, Qasem ensalzó la memoria de Ibrahim Aqil, «gran comandante» que dirigió y «fundó en 2008» la temible fuerza Al Radwan.

De vez en cuando, la multitud lo interrumpía al grito de lemas como «¡Muerte a Estados Unidos, muerte a Israel!» y declaraciones de fidelidad a Hasan Nasralá.

Qasem aseguró que Hezbolá inauguraba «una nueva fase» en su batalla contra Israel. «Las amenazas no nos detendrán: estamos preparados para todos los escenarios militares» frente a Israel, añadió en su discurso.

Según una fuente próxima a Hezbolá, los 16 miembros de Al Radwan participaban en una reunión del mando de la fuerza de élite, en el sótano de un edificio, cuando se produjo el bombardeo israelí.

Además de Ibrahim Aqil, el exjefe de la unidad, Ahmed Mahmud Wahbi, también figura entre las víctimas, reseña la AFP.

Según las autoridades libanesas, 45 personas, incluyendo civiles, murieron por el derrumbe del edificio bombardeado. Entre los fallecidos, había al menos tres niños y siete mujeres.

«Nuestra sangre»

Después del funeral, la multitud desfiló detrás de los féretros, dispuestos en el remolque de un camión.

Ibrahim Aqil es el segundo jefe militar de alto rango de Hezbolá víctima de tiros israelíes en el suburbio sur de Beirut desde que el movimiento proiraní abrió un frente contra Israel en el sur de Líbano.

Antes que él, Fuad Shukr murió en julio en un bombardeo similar.

En los últimos días la tensión aumentó entre Israel y el movimiento Hezbolá, después de que decenas de personas murieran y miles resultaran heridas en Líbano por la explosión, imputada a Israel, de cientos de bíperes y walkie-talkies de miembros de la formación islamista.

Husein Zaarur, de 72 años, perdió a dos familiares por esas explosiones.

«Estamos dispuestos a dar nuestra sangre y la de nuestros hijos», declaró Zaarur, ingeniero, antes de lanzar, desafiante: «Tenemos los dedos en el gatillo».

Por: Agencias / Foto: Cortesía