sábado, junio 29

En Suiza utilizan oración medieval parar detener hemorragias en hospitales

 

Según reseña Hipertextual algunos hospitales suizos aún usan una oración medieval que supuestamente detiene el sangrado. Los pacientes confían mucho en ella, aunque lógicamente no sirve de nada, como acaba de demostrar un estudio.

Hay supuestos remedios tradicionales cuya ineficacia es tan obvia que nadie se ha parado a estudiarla. Sin embargo, siempre puede haber alguien que se escude en la falta de estudios para defenderlos sobre la medicina convencional. Por eso, un equipo de científicos de la Universidad de Friburgo ha llevado a cabo una investigación sobre “El Secreto”, una oración medieval que aún se usa a día de hoy en algunos hospitales suizos para detener el sangrado.

De hecho, esta oración es bastante popular en la zona francófona de Suiza. Tanto, que muchos pacientes piden a los cirujanos que no se olviden de realizarla. Por eso, no es sorprendente que cuando estos científicos eligieron a los 200 participantes del estudio, un 76% reconociera confiar en «El Secreto» para evitar el sangrado.

Todos ellos estaban en el hospital para someterse a algún tipo de intervención coronaria. Esto implica que son necesarios métodos eficaces para detener el sangrado, que puede llegar a ser muy intenso. Por eso, no hubo ningún grupo al que solo se realizase la oración. No habría sido ético, por mucho que los participantes lo solicitasen. Sí que hubo un grupo que solo se sometió a tratamientos convencionales y otro que empleó una mezcla de ambos. Y no, como cabía esperar, no hubo diferencias.

El origen de “El Secreto”

“El Secreto” es una oración practicada durante la Edad Media por monjes europeos. Se basaba en un pasaje de los Evangelios en el que Jesús cura milagrosamente a una mujer sangrante y debía ser realizada por personas iniciadas, que se la enseñaban unas a otras.

Es decir, incluso a día de hoy, se supone que nadie puede realizarla a sí mismo o a un familiar. Hoy en día se realiza generalmente en hospitales, cuyos cirujanos normalmente ni siquiera creen en ella. Pero la realizan porque sus pacientes sí lo hacen.