Disney nunca barajó otra opción que la de contar con Emma Stone para encarnar a la villana más extravagante y carismática de su catálogo, Cruella de Vil, en la película que repasa la vida del personaje.
«Sinceramente no lo sé, no tengo ni idea, pero obviamente vieron algo maligno y terrible en mí. Y lo agradezco», asegura la actriz durante una videollamada con EFE al ser interrogada sobre los motivos por los que el estudio la situó como única elección posible.
Después del éxito de Maléfica, Disney quería seguir explorando los orígenes de sus antagonistas y pensó que, al igual que Warner Bros hizo con Joker, el personaje de Cruella de Vil disfrutaba de la misma capacidad de generar empatía y rechazo como para rodar un largometraje que analizara su origen.
El resultado es Cruella, que se estrena este viernes en cines y Disney+, una cinta que repasa la vida de la villana desde que era una niña, mucho antes de que un abrigo de dálmatas se convirtiera en su obsesión.
“Nos interesa el lado oscuro de la gente”
Stone se ha unido así a la lista de estrellas que en los últimos años han protagonizado cintas que cuentan la versión del malo de la historia: Joaquín Phoenix en Joker, Angelina Jolie en Maleficient, Margot Robbie en Birds of Prey o Tom Hardy en Venom.
«Siempre nos ha interesado conocer qué es lo que lleva a una persona a vivir en su lado más oscuro -analiza Stone-. A habitar en esas partes que uno oculta o que llega a pensar pero que resultan demasiado crueles o socialmente inaceptables».
La actriz compara la atracción que generan los antagonistas con el cine de terror. «Son una catarsis para el público», afirma.
Pero mucho antes de que Cruella de Vil despertara toda esa fascinación, vivió otra vida en la que se hacía llamar Estella y acumuló un puñado de traumas que moldearon al personaje conocido por todos. Ahí es donde Craig Gillespie, el director de I, Tonya (2017) lleva la trama de la nueva cinta.
Por Agencia