El próximo mes de noviembre el proyecto pedagógico e informativo que desarrolla Eleazar Medina, el “Migrante soñador”, cumplirá un año.
Su experiencia de docente la compagina con su pasión de montar en bicicleta, y así nació la idea de plasmar con videos y fotografías la riqueza cultural de poblaciones, zonas o personajes de la Costa Oriental del Lago y otras partes del Zulia.
Hace dos años tuvo la experiencia de migrar a Bogotá, desde su Bachaquero natal, a bordo de su vehículo. Con la fuerza que la da la juventud y acompañado de Dios, así emprendió el recorrido de 1.050 kilómetros que lo llevó a la capital colombiana donde apenas estuvo un par de semanas para luego regresar a San José de Cúcuta, donde se estableció un año para poder trabajar.
A bordo de la bicicleta Cronus año 2003, ring 26, a la cual la llama «la cochinita» realizó su largo viaje.
Un año después regresó a su tierra con la idea en su cabeza de mostrar los pueblos, personajes y zonas de interés haciendo recorridos montado en su bicicleta que es la pasión que lo motoriza.
Filosofía de vida
Su medio de transporte se convirtió en su pasión y de allí sacó su filosofía de vida: “Yo siempre voy hacia adelante como la bicicleta que no tiene retroceso”. Es así como hizo el recorrido hasta Colombia y volvió al país cargado de kilómetros de sabiduría.
A la bicicleta le dedicó su vida y tiene mucho que agradecer. Se convirtió en el medio de subsistencia familiar, ya que con ella buscaba leche y suero por diferentes partes del municipio Valmore Rodríguez para repartir en el pueblo y también para buscar la leche de cabra con la que se alimentó su primer hijo, desde su nacimiento.
Fueron idas y vueltas que le permitieron visualizar aspectos, situaciones y personajes que hoy trata de mostrar en sus redes sociales.
Instagram y Youtube se convirtieron en las plataformas donde plasma sus viajes y sus acciones a bordo del versátil medio de transporte.
Vivencias
El viaje a Bogotá le dejó varias imágenes que no son fáciles de olvidar.
Mientras el afrontaba la subida a pedal y administrando el oxígeno por el fatigoso páramo de Berlín, observó como muchas madres venezolanas llevaban a sus niños de meses titiritando por el helado ambiente andino que se ubica entre Cúcuta y Bucaramanga.
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El gélido territorio, comparte una singular belleza compuesto por un sistema de parques naturales que se aprecian entre los 2.800 y 4.290 metros sobre el nivel del mar y que muchos venezolanos no apreciaron mientras realizaban su tortuosa caminata hacia su futuro incierto por diversos países sudamericanos.
También recuerda Medina que con el transcurso de la pandemia, ya en Venezuela, se lanzó al comercio informal y buscaba su mercancía en Maracaibo.
Comenzaba su recorrido desde Bachaquero a las 5.00 de la mañana y cuando llegaba al Puente sobre el Lago de Maracaibo esperaba que alguien lo pasara para luego continuar hasta una zona cercana al Sambil donde encontraba la mercancía que vendía en su pueblo.
Eran unos 20 kilos de ropa interior que le sumaba a su transporte para retornar a Bachaquero pasadas las 6.00 y hasta las 7.00 de la noche en un recorrido de unos 220 kilómetros diarios.
Esos traslados hasta Maracaibo no fueron muchos, pero iban nutriendo su espíritu de lanzarse a la aventura hacia Colombia.
De migrante a ciclista soñador
El viaje a la capital colombiana lo catapultó en su pueblo natal como el “migrante soñador”, y ahora tras asentarse en Bachaquero y darle pedal a su proyecto se le conoce como el “ciclista soñador”.
Algo quedó fijo en su nombre popular el de soñador… ahora está convencido más que nunca que los sueños se hacen realidad.
En el primer trimestre del año obtuvo un reconocimiento por parte del alcalde de Valmore Rodríguez, Jhon Zicardi, por los méritos alcanzados en su bicicleta.
Hoy puede decir que suma unas 12 poblaciones de Zulia en sus recorridos donde plasma datos, historia y aspectos resaltantes. Entre estas se cuentan Maracaibo, Santa Rita, Cabimas, Tía Juana, Lagunillas, Bachaquero y Mene Grande.
Esas vivencias las puedes seguir en sus redes sociales.
Por: Edgar Bolívar / Fotos: Cortesía