
Una de las definiciones que el Diccionario de la Real Academia Española da al termino samaritano es de “dicho de una persona: Que ayuda a otra desinteresadamente”, una descripción exacta de la labor que hace la organización humanitaria Barriguitas Llenas, Corazón en Cristo que desde 2017 alimenta a niños y ancianos en situación de extrema pobreza, pero que hoy ve como su labor es cada vez más cuesta arriba al tiempo que la cantidad de personas con necesidades alimenticia aumenta todos los días.
Gustavo Mendoza, director de la organización humanitaria, explica a Foco Informativo que desde hace tres años ve con preocupación como las donaciones que recibe para llevar a cabo su labor cayeron un 98 por ciento. “Hoy, después de estar asistiendo 12 barrios en la ciudad, donde repartíamos ocho mil 500 comidas, solo contamos con el comedor Tía Fina ubicado en el barrio Los Olivos y desde allí asistimos dos barriadas aledañas, una es El Hediondito y la otra es Las Trinitarias para un universo de 100 a 120 niños y 20 abuelitos”.
Mendoza describe como “muy difícil” encontrar donaciones para la adquisición de insumos tanto en la ciudad como la región y país, además lo poco que consigue, en Venezuela, es a título personal de parte de personas y pequeñas empresas que conocen su trayectoria al frente de iniciativas humanitarias. A eso suma el aporte económico trimestral que recibe de una iglesia cristiana – evangélica de Puerto Rico con lo que compra insumos alimenticios al mayor.
Recordó que anteriormente llegaba mucha comida de los Estados Unidos, así como mucha ropa del mismo destino, pero desde que cerraron la entrada o las posibilidades de entrar mercancía de allá la organización no recibe nada más.

“Tenemos ya como dos años que no recibimos nada de los Estados Unidos”, comentó.
Causas de la caída del aporte
Para el directivo de Barriguitas Llenas, Corazón en Cristo existen varias razones para que su organización, así como otras similares, atraviesen este tipo de dificultades para las donaciones de entre las cuales destacó principalmente las siguientes tres:
- Debilidades a nivel comunicacional: La organización no tiene quien maneje sus redes porque las personas que se acercan para tal fin piden entre 500 y 600 dólares, cantidad que sirve perfectamente para comprar más comida y darla a los niños y abuelos.
- Recesión mundial: Hay mucha gente en Europa y en los Estados Unidos que quiere ayudar, pero también existe una recesión económica mundial, es decir, hay ganas de colaborar, pero al mismo tiempo las personas no tienen cómo hacerlo.
- La migración: Muchas de las personas que apoyaban a la fundación salieron del país. Un ejemplo de ello es que antes la Barriguitas Llenas, Corazón en Cristo llegaba a otros barrios de la Costa Oriental del Lago y en el municipio Guajira y las jornadas incluían atención médica, sin embargo, ya nada de eso es posible pues en gran parte el personal de salud no está en el país.
Una cuarta razón sería la falta de una figura legal como Fundación por razones burocráticas ya que tienen la documentación para gozar de los beneficios de dicha personalidad jurídica, pero no son aprobados.
Incremento de la demanda vs. la baja donación
Ciertamente mucho cambió desde que hace ocho años, ya Barriguitas Llenas, Corazón en Cristo no tienen el alcance que tenía antes, pero Mendoza si ve que hay algo que continúa en constante crecimiento a pesar de que solo cubre tres barriadas y eso es el hambre de las personas en esas zonas.
“Sí, cada vez llegan más niños y no los podemos favorecer porque nuestras capacidades económicas no nos los permiten. Yo podría tener dos mil niños, tres mil niños, pero no puedo. Ya con los 120 niños y los 20 abuelos estoy ahogado. No tenemos la capacidad, tenemos la intención, pero no tenemos el poder adquisitivo para comprar comida para asistir a ese universo necesitado de personas”, indicó el directivo de la organización.

A pesar de todo hay momentos en el que logra hacer más comida de la requerida por el censo e igual se da, pero son más la veces que no pueden preparar alimentos para la cantidad real de personas necesitadas.
“Es muy difícil, hermano porque si yo hago comida para para 200 niños, van 250 pues. Prácticamente tengo cerrado el comedor del barrio Integración Comunal porque no tengo capacidad para 250 niños. Es decir, es cuestión de mis capacidades. Aquí hay más demanda que oferta”, manifestó.
Igualmente, este problema con la poca aportación de donaciones trae como consecuencia que el comedor Tía Fina, en el barrio Los Olivos, cierre sus puertas en una semana o 15 días porque no hay como preparar los alimentos.
“Recuerda que son niños que se van muy tristes. ¿Cómo te explico? No hay comida, no hay comida. Hay comida para 100, damos a esos 100, si hay comida para 200 le damos a 200, pero si solo hay comida para 50 le damos a esos 50”, aseveró Mendoza, quien agregó que normalmente después de una semana no quedan casi reservas y hay que salir a comprar más.
Trabajo duro y soluciones creativas
Uno de los roles principales de Mendoza es el de la logística, es decir, comprar los insumos, pero en cada uno de los barrios a los cuales lleva comida hay un líder que a su vez es acompañado por otras cinco personas que aportan gratuitamente su mano de obra.
“En el caso del comedor Tía Fina, la líder es Josefina Fea, quien trabaja en Los Olivos y en el Hediondito a donde se traslada, cuando la situación así lo requiere, para alimentar hasta 40 niños. Mientras que la hija de Fina visita a la madre cada 15 días para buscar la comida cruda y hacer las jornadas en ese punto de la ciudad”, expuso el director de Barriguitas Llenas, Corazón en Cristo.
Otra manera de solventar la problemática que vive como organización humanitaria es que Mendoza en su calidad de asesor como publicista consigue que una empresa que confecciona uniformes le regalen retazos de tela y una de sus colaborades hace ropa para los niños que será distribuida el día del niño en las tres barriadas que atienden.
Mendoza resalta ante todo que todas estas personas que lo asisten no cobran ni un céntimo.
Finalmente, el directivo de la organización humanitaria pidió a las personas escuchar su corazón y brinden aporte en la medida de sus posibilidades a Barriguitas Llenas, Corazón en Cristo. Para hacerlo pueden comunicarse al teléfono 0424-658-7171 a través del cual pueden recibir cualquier información abiertamente a quien así lo requiera.
Por: José Manuel Sánchez / Fotos: Cortesía

